En los tiempos de la guerra por la independencia de México, como es lógico, no todo el pueblo pensaba de forma idéntica; e incluso entre los mismos insurgentes se advertía una falta de coincidencia en algunos puntos. Por ejemplo, en cuanto a la monarquía:

Al contrario de lo que los libros de texto escolar se han encargado de difundir, el verdadero sentimiento de la inmensa mayoría de los mexicanos de la época independentista era a favor de una monarquía, pues todas las potencias europeas tenían un régimen monárquico, así que lo consideraban el sistema obvio para implantar en el México independiente. Miguel Hidalgo e Ignacio López Rayón también eran partidarios de esto. En cambio, Morelos, porque supo ver a futuro, era contario a ello, como se ve en su documento Los Sentimientos de la Nación.

Unanimidad imposible

Queda claro que recoger en un solo proyecto los sentimientos legítimos de la totalidad de los miembros de una nación sería imposible; de ahí el invento de la democracia, con la que presuntamente las cuestiones importantes y conflictivas las tendrían que resolver los ciudadanos por voto mayoritario.

Sin embargo, ha quedado demostrado que la democracia es algo relativo; en general sólo se puede votar por opciones que son impuestas por las cúpulas, y no por los pareceres auténticos de la mayoría de los ciudadanos.

Ahí está el caso, precisamente, del consenso mexicano en construir un Estado católico, como se lee en Los Sentimientos de la Nación, aunque finalmente lo que surgió fue un Estado laico, impuesto en su momento por una minoría.

Vigencia, sí o no

Ahora bien, ¿se puede decir que el ideario de Los Sentimientos de la Nación continúa vigente? Hay políticos actuales que dicen que sí, y hacen hincapié en la soberanía del pueblo, la igualdad de todos ante la ley, y el apoyo del Estado a los grupos vulnerables para que tengan oportunidades de desarrollo.

Sin embargo, estos políticos no hablan de otros valores de Los Sentimientos de la Nación, que de hecho han sido suprimidos en la política.

Uno de ellos, que sigue siendo esencial para el país, a pesar de que la práctica religiosa se reduce cada vez más entre los mexicanos, es la identidad católica-guadalupana. Quien no comprenda esto, no comprende a México.

Por siglos, lo que tuvieron en común los habitantes de México y que les dio unidad no fue ni una lengua ni una historia, sino Dios y su Santísima Madre. Y eso es lo que hasta el día de hoy amalgama la cultura mexicana. Así que, quiérase o no, es un valor que continúa vigente.

TEMA DE LA SEMANA: “UN IDEARIO PARA MÉXICO”

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 11 de septiembre de 2022 No. 1418

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