La Unesco está celebrando oficialmente dos años dedicados a santa Teresa del Niño Jesús, con motivo del 150 aniversario de su nacimiento.

Por Matilde Latorre

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) está celebrando oficialmente en el bienio 2022-2023 el 150 aniversario del nacimiento de una de las santas más geniales de todos los tiempos, santa Teresa del Niño Jesús.

Esta decisión, votada el 11 de noviembre de 2021 por la Conferencia General de los países miembros de la UNESCO, busca reconocer la contribución espiritual, cultural, y educativa a la humanidad de Thérèse Martin (ese era su nombre de pila); nacida el 2 de enero de 1873, joven religiosa carmelita, fallecida a los 24 años, que dedicó su vida a Dios en el convento de clausura de Lisieux, en la Normandía francesa.

El lenguaje del amor que trasciende fronteras

«Cada dos años, la Unesco rinde homenaje a personalidades que, cada una a su manera, han trabajado y siguen trabajando en los ámbitos de la educación, la promoción de la mujer, la cultura, la ciencia y la construcción de la paz», explica el sacerdote Thierry Hénault-Morel, rector del Santuario de Alençon, la localidad en la que nació la santa.

«Conocida en todo el mundo – añade el presbítero –, Teresa, con sus obras y su testimonio, contribuye a la promoción de los valores universales. A través de la calidad y profundidad de su vida, habla un lenguaje que trasciende las fronteras: el del Amor».

Hasta las «periferias» más alejadas

Por su parte, el padre Olivier Ruffray, rector del Santuario de Lisieux, donde se encontraba el monasterio carmelita de la santa, considera que «el reconocimiento de Teresa de Lisieux por parte de la UNESCO, a propuesta de Francia, abre nuevas perspectivas para la difusión de su mensaje de vida, paz y amor hasta ‘las islas más remotas’, como decía la propia Teresa de Lisieux, o las ‘periferias’, en palabras del Papa Francisco».

Juan Pablo II nombró a Teresa de Lisieux Doctora de la Iglesia el 19 de octubre de 1997 y la apodó «doctora de la ciencia del amor».

«Doctora de la ciencia del amor»

Entre los 36 doctores de la Iglesia, solo cuatro mujeres han recibido este reconocimiento en dos mil años de historia. Además de Teresita, se trata de la alemana santa Hildegarda de Bingen (1098-1179), la italiana santa Catalina de Siena (1347-1380), y la española santa Teresa de Ávila (1515-1582).

Las cuatro son testimonio de la riqueza que supone para la Iglesia y el mundo la vida contemplativa: una era benedictina, otra dominica y dos carmelitas.

Una ciencia que trasciende épocas y culturas

El rector del Santuario de Lisieux subraya que la declaración de Teresita como doctora de la Iglesia significa que «su doctrina, su enseñanza, el camino que traza se dirige a toda la humanidad».

Resume esta enseñanza en la «ciencia del amor», una ciencia, aclara que «trasciende todas las épocas y todos los lugares y se encuentra en todas las culturas».

La «ciencia del amor», ilustrada por Teresa del Niño Jesús, «une a todos los hombres y mujeres de este mundo porque corresponde a la búsqueda del sentido de nuestro mundo, a la búsqueda de lo más profundo del hombre, que es amar».

El secreto: la infancia espiritual

La «ciencia del amor», que comprendió y expresó Teresita, se basa en la constatación de que el amor a Dios y a los demás no depende de las grandes capacidades, cualidades, o méritos de una persona: se basa, más bien, en la capacidad para aceptar la propia fragilidad y el amor de Dios por cada persona (Cf. Descubre el ascensor al Cielo, cambiará tu vida).

El Papa Francisco, gran admirador de santa Teresita, califica esta «ciencia» con un acto de confianza: «Confianza como la del niño que se abandona en las manos de Dios».

Libertad interior

El padre Olivier Ruffray, cuya misión consiste en seguir irradiando el mensaje de Teresa desde Lisieux, considera que la proclamación de la Unesco permite hacer llegar su mensaje a personas de las diferentes culturas y religiones.

«Todavía hoy, la cercanía espiritual de Teresa permite a muchísimas personas de los cinco continentes beneficiarse de esta misma invitación a seguir este camino de libertad interior, que es sencillamente el camino de la infancia espiritual que descubrió santa Teresa y cuya experiencia comparte con aquellos de nuestros contemporáneos que reciben su mensaje y se dejan tocar».

Esta «ciencia del amor» de Teresa de Lisieux «contribuye a quien trata de vivirla a vivir la tranquilidad interior y personal. Construye a la persona y desarrolla un espíritu de paz», concluye el rector del santuario normando.

Artículo publicado originalmente en Aleteia.org

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 2 de octubre de 2022 No. 1421

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