Por Mario De Gasperín Gasperín, obispo emérito de Querétaro
Si sínodo significa caminar juntos, a caminar se empieza por el primer paso. Y este paso ya está dado no sólo con la convocatoria del Papa Francisco sino con la conclusión de la “fase consultiva”, en la cual se implicaron “millones de personas de todo el mundo… verdaderos protagonistas del Sínodo”, informa la Secretaría General del Sínodo en esta etapa inicial.
La pregunta fundamental que se hizo fue ¿cómo se realiza en la iglesia universal ese caminar juntos que permite a la Iglesia cumplir con su misión de anunciar el Evangelio? ¿Qué pasos hay que dar para lograrlo? Se consultó a parroquias, comunidades diversas, grupos, diócesis, Conferencias episcopales y las respuestas se obtuvieron de 112 Conferencias Episcopales, de 15 Iglesias Orientales Católicas, de 17 dicasterios de la Curia Romana, de Institutos de Vida Consagrada, de Asociaciones y Movimientos apostólicos y de más de mil de grupos espontáneos y por las redes sociales del “Sínodo Digital”. Con razón la Secretaría afirma entusiasmada que “la participación ha superado cualquier expectativa”.
Todo este inmenso material fue sometido al análisis de “hombres y mujeres, obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, laicos y laicas, de todos los continentes y con conocimientos y disciplinas muy diversos”, cuyos resultados fueron devueltos y presentados a la Secretaria del Sínodo para que, en un ambiente de estudio y oración, pudiera elaborar el “Documento de Consulta para la Etapa Continental”.
Este Documento busca “permitir que resuene la voz del Pueblo de Dios de todas las partes del mundo”, teniendo siempre en cuenta que “ningún documento podrá condensar la profundidad de la fe, la vitalidad de la esperanza y la energía de la caridad que desbordan las aportaciones recibidas”. Su finalidad no es “producir documentos sino abrir horizontes de esperanza para el cumplimiento de la misión de la Iglesia”.
Ante la Etapa Continental, este Documento ofrece “ciertos núcleos temáticos, las esperanzas y preocupaciones del Pueblo de Dios disperso por toda la tierra”, de modo que surjan las “prioridades, sobre las cuales operará el discernimiento” del Sínodo de los Obispos en 2023.
Por tanto, este Documento no es: ni un documento conclusivo, pues es sólo un primer paso; no es un documento del Magisterio de la Iglesia, sino un instrumento de trabajo; no es una encuesta sociológica, sino moción del Espíritu; no es manual operativo con metas y objetivos, pues es un primer paso en el camino; tampoco es una elaboración teológica doctrinal, aunque es producto de la acción divina del Espíritu Santo y expresa el sensus fidei de la iglesia, que servirá para orientar e impulsar la misión salvadora de Cristo. El Documento ofrece “una narración, a la luz de la fe, de la experiencia de sinodalidad vivida ahora a partir de la consulta al Pueblo de Dios en las Iglesias locales y del discernimiento de los Pastores en las Conferencias Episcopales”, incluyendo las dificultades a sortear, y que constituye por tanto “una experiencia colectiva de fe cristiana”.
El primer paso se ha dado en firme y todo bautizado está invitado a sumarse, como miembro vivo de la iglesia, a participar. Recuerde que “nadie se salva sólo”, sino que la salvación nos llega “en comunidad y por la comunidad”. En efecto, dice el Concilio que “la Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano”, en la cual cada bautizado tiene un lugar a ocupar y una tarea que realizar.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 6 de noviembre de 2022 No. 1426