Caminar hacia Jesús, es tomar una buena parte de nuestro tiempo y dedicárselo a Él

Por Angelo De Simone

Adornos, flores, árboles, regalos y ¡hasta promociones! Son el denominador común del marketing para esperar con dulzura la llegada de la Navidad. Para los cristianos, estas tendencias deben pasar a un segundo plano, haciéndonos obligatoriamente la pregunta fundamental: ¿Qué espero o a Quién espero en la navidad?

Es tan común en la actualidad afanarnos por el comprar obsequios y tener una hermosa cena decembrina, que olvidamos una parte muy importante de lo que realmente representa: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria” (Lc 10,41). ¿Qué es lo necesario en la espera de la navidad? Ponerse en camino al encuentro de Jesús.

¿Qué acciones debemos emprender como cristianos para preparar nuestro corazón en el peregrinar al encuentro con Cristo?

 MANTENERNOS FIRMES EN LA ORACIÓN: la oración debe ser central en el caminar cristiano. Cuando la oración pierde fuerza y va disminuyendo hasta niveles críticos, la fe se debilita y nuestra vida pierde contenido, significado y sentido. Esta dificultad en el vivir, nos convierte automáticamente en seres tristes, con caras largas en un mundo oscuro y agotado por el sudor del día a día. Sin la oración nos enfermamos letalmente, encontrándonos débiles para caminar hacia Cristo, causando un hambre espiritual que solo el salvador puede saciar.

 ESTAR GOZOSOS EN LA ESPERANZA: No podemos entender la esperanza como un simple optimismo de esperar que todo tenga un mejor futuro. La esperanza va más allá de lo teórico, es una virtud humilde que sirve de salvavidas en la dificultad, es el deseo de encontrar a un Dios rico en misericordia, que todo lo puede y que no defrauda nunca, ni en los momentos más difíciles. Cuando tenemos una ‘’hipoesperanza’’, una disminución considerable de los niveles de esperanza en nuestras vidas, sencillamente hay desvanecimiento, cansancio, fatiga y falta de sentido. Debemos recordar que esta virtud le da un matiz distinto a nuestra vida, pues otorga una alegría particular: la alegría de la paz.

 SER TRIUNFANTES EN EL AMOR: Es la virtud de la realeza cristiana, es el mandamiento que nos dio Cristo y el centro de nuestra espiritualidad. Santa Teresa nos recuerda que la caridad crece dando y dándose. Hay que vivir con alegría las pequeñas cosas de la vida cotidiana, no debemos privarnos de pasar un buen día. Comparte el gran tesoro de una sonrisa. Mantén una promesa. Comprende al que piensa distinto a ti ¡Debemos ser gentiles, aunque no nos hayamos equivocado! Envolvamos en papel de caridad un oído para escuchar al que lo necesita. Sólo por hoy, oponte a la maldad y propóntelo a diario ser un promotor de la paz.

Caminar hacia Jesús, es tomar una buena parte de nuestro tiempo y dedicárselo a Él, a conocerlo, a configurarnos con Él, verlo en todo y en todos servirle. No te canses de expresar tu amor al Salvador, con serenidad, fortaleza y gratitud. Ten paz en tu corazón, que se acerca la llegada de nuestro Salvador.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 4 de diciembre de 2022 No. 1430

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