Caballeros del Rosario

Raúl Francisco Martínez Páez, mejor conocido como Paco Páez, es uno de los fundadores y promotores de los Caballeros del Rosario en México, hombres de distintas partes del mundo que se reúnen cada sábado primero de mes para orar de rodillas el Santo Rosario en las plazas públicas. Originario de la ciudad de Monterrey, Nuevo León, y asentado en la ciudad Querétaro desde hace varios años, Paco Páez toma enserio su papel de laico y al mismo tiempo busca promover la masculinidad positiva que necesita la Iglesia y la familia.

Por Rubicela Muñiz

¿Desde cuándo eres un miembro activo en la Iglesia?

▶ Estudié en colegio católico y cuando llegué a la adolescencia me alejé durante un tiempo de la fe, como desde los 12 hasta los 17 años.

Finalmente la volví a encontrar en un grupo católico donde mi abuela todavía me llevaba a misa y, en ese momento, recuerdo que me gustó una de las chicas que estaban en el coro.

En este grupo de repente daban temas y me gustó mucho ver que nuestra fe católica es profundamente racional, que no es una fe que te dice que tienes que creerlo porque sí, sino que da respuesta, incluso intelectual. Ciertamente la fe a veces supera la razón, pero es distinto que supere la razón a que la contradiga. Nuestra fe no contradice la razón, la supera.

Y una vez que haces clic estás aquí adentro para siempre. Ya no hay vuelta atrás. Luego pude hacer un posgrado en Teología Pastoral en el Instituto de la Arquidiócesis de Monterrey. Soy un laico más.

¿Hace cuánto que arrancas con lo que es ahora Caballeros del Rosario?

▶ Yo no soy el fundador. Realmente la idea surge al ver los rosarios de hombres en Polonia y en algunos otros lugares en donde esto empieza a surgir.

Se nos hizo interesante y llamativo ver cómo estos rosarios tenían la particularidad de que eran varones de rodillas en espacios públicos rezando el Rosario. Y tiene alguna especie de narrativa, es decir, es muy inspirador. Yo creo que porque aquí en México nos hemos acostumbrado a que la fe es de adultos mayores y muchas veces solo de mujeres.

Y creo que quizá puede haber una crisis en la Iglesia, actualmente, y en el mundo, en donde se ha ido perdiendo la masculinidad positiva que se requiere y el llamado que tienen los varones a ser cabeza espiritual, no en orden de dominio, sino de proveer, de proteger, de responder, de comprometerse. Y creo que es muy evocativo.

¿Asumen su papel de laicos?

▶ Así es. Además, está muy en línea de lo que pide el Papa Francisco para los laicos: iniciativa. Porque a veces los laicos caemos en el vicio de que, si no nos lo pide el padrecito o si no le preguntamos, no nos movemos. Como si la fe fuera de ellos y nosotros, en esta deformación paternalista, solo decir “qué quieren que hagamos”. Entonces, dónde está ese celo apostólico de los laicos y esa vocación de sacerdote, profeta y rey que también tenemos.

Entonces, un grupo de personas, amigos de Monterrey, algunos ya mayores y otros de distintas comunidades, dijimos: “¡Vamos a hacerlo!”.

¿Tienen clara su misión?

▶ Sí. Lo primero que acordamos fue que este movimiento y este apostolado por ningún motivo se iban a desviar de su objetivo y su misión. Su misión es convocar a los varones a rezar los sábados primero de mes en las plazas públicas el Santo Rosario por la conversión de todos. Fuera del apostolado cada uno puede tomar sus decisiones, pero queremos mantener esa pureza de intención.

Los Caballeros del Rosario surgimos en octubre del año pasado y empieza a replicarse y a replicarse y cada vez más gente nos hizo saber que quería pertenecer. Es un movimiento estructurado, que tiene su nombre, su logotipo, que nos hermana, que nos acerca y gracias a Dios decimos: “Trabajamos todo como si dependiera de nosotros, pero confiamos en el resultado en Dios”. Ese es el objetivo.

¿Por qué eligen las plazas públicas?

▶ Creo que tenemos el derecho, incluso por encima del régimen político actual, de asociación y de creencia y de vivir lo que creemos.

La fe católica no es un pasatiempo, no es como un club de ajedrez en donde me junto los sábados. La fe católica permea toda nuestra vida y yo soy católico aquí, en el trabajo, con la familia y cuando voy caminando por la calle.

Entonces, nosotros decidimos secundar esto que hicieron en Polonia por varias razones. En primer lugar, porque queremos el tema de la oración y en este momento estamos concentrados en la conversión.

El punto dos es un poco lo que decíamos: que se note y que sea un testimonio de masculinidad, de regresar la masculinidad a la vida de la Iglesia y de decir: “Los varones católicos tienen una misión muy particular en la vida de la Iglesia”.

Y otra de las razones es que es muy notorio e inspirador. Creemos que es un testimonio, una manifestación, pero no una manifestación política, sino una manifestación de fe y de la virilidad, de querer reclamar los derechos naturales que tenemos.

Nos podemos ir a rezar a una iglesia, pero queremos poner esta luz que se ha encendido, que vemos que ha motivado a tantos y ponerla en lo alto. Por eso las plazas públicas.

¿Están en total comunión con la Iglesia?

▶ Nosotros somos hijos de la Iglesia, estamos en la Iglesia, estamos en plena comunión con los obispos y con el Papa, pero creo que a los laicos nos ha hecho falta tener esa responsabilidad, esa maduración en la fe. Dejar de ser como niños y tratar de convertirnos en ese hombre nuevo y, en ese sentido, salir del vicio, del clericalismo que ha criticado el Papa Francisco, en donde el laico tiene que asumir su propia responsabilidad.

¿Cuáles han sido los alcances?

▶ Actualmente estamos en 70 municipios de México y nuestra pretensión es llegar a los más de 2 mil que hay. En otros países también hay Caballeros del Rosario, como en Argentina, Venezuela, Perú, Colombia, Costa Rica, España, pero ahí no estamos todavía tan extendidos en sus municipios. Son grupos pequeños.

Y debido a esto estamos haciendo todo un trabajo interno de estructuración y organización para hacerlo mejor y que sea accesible para todos los que quieran ser miembros.

¿A qué hora se reúnen?

▶ Algunos se reúnen por la tarde y nosotros nos reunimos por la mañana. El lugar se va adaptando a las necesidades propias de cada región. Queremos que haya requisitos mínimos y, por supuesto, unos lineamientos que, en cuanto se rompen, nosotros nos deslindamos. Es decir, respetar la propiedad pública y la propiedad privada y no afectar a terceros. Ni tampoco involucrarnos con grupos políticos.

Todo esto para mantener la pureza de intención, la claridad del apostolado. Pero estos lineamientos a su vez facultan mucha autonomía y permiten una fácil organización.

¿Y qué llevan consigo? ¿Solamente el rosario?

▶ Nosotros llevamos rosario, una imagen de la Virgen, un crucifijo y una bocina. Cada comunidad se las arregla.

Yo creo que aquí hay algo de Dios, y no lo digo porque nosotros estemos involucrados en el movimiento, pero digamos que quizá hace diez años esto no hubiera sido un símbolo de masculinidad y fortaleza. Parece ser que el hombre es más fuerte cuando está de rodillas.

¿Las mujeres pueden acompañarlos?

▶ Nosotros no excluimos a las mujeres, siempre vienen mujeres, pero se ponen a rodearnos.

Esto más bien es una idea de proyectar un servicio, incluso para con las mujeres, porque creo que los hombres hemos fracasado en los últimos 60 años en nuestra misión y hemos decepcionado mucho a las mujeres. Y no me refiero a la narrativa feminista del patriarcado, me refiero a la verdadera responsabilidad cristiana y de asumirse con ese compromiso.

Tenemos un arma muy poderosa y yo los invito a que se unan.

¿Gozan de libertad religiosa?

▶ Sí. Nunca nos han quitado.

Evidentemente hay que tener sentido común. Por ejemplo, si ya hay un evento programado en esa plaza, pues, la intención no es arruinarles el evento, nos vamos a otra plaza.

Creemos que es bonito promover que un caballero no es el que domina, el caballero es el que sirve y esto es un llamado al servicio abnegado y al servicio sacrificado.

Búscalos

» www.caballerosdelrosario.com

» Facebook e Instagram: Caballeros del Rosario

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 4 de diciembre de 2022 No. 1430

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