El Papa presidió como es costumbre cada fin de año el Te Deum. Es un himno para dar gracias a Dios por el año que termina y las cosas buenas que han sucedido en él.
Francisco llamó a recuperar la virtud de la amabilidad y uno de los conceptos claves de su pontificado: la amistad social. Dijo que el difunto Papa emérito Benedicto XVI era todo un ejemplo haciéndolo.
“Y hablando de la amabilidad, en este momento el pensamiento va espontáneamente al queridísimo papa emérito Benedicto XVI, que nos ha dejado. Con emoción recordamos su persona tan noble, tan amable. Y sentimos gratitud en el corazón”.
Como el Te Deum es una alabanza a Dios para darle las gracias, Francisco aprovechó para hacerlo por el regalo que considera que fue Benedicto XVI.
“Gratitud a Dios por habérnoslo regalado a la Iglesia y al mundo. Gratitud a él, por todo el bien que ha hecho. Y sobre todo por su testimonio de fe y oración. Especialmente en estos últimos años de vida retirada”.
Francisco dijo que seguramente el sacrificio del Papa emérito durante sus últimos años daría frutos y que fue mucho más profundo de lo que sabemos.
“Solo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión y de su sacrificio ofrecido por el bien de la Iglesia”.
Con información de romereports.com
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 8 de enero de 2023 No. 1435