Por Gabriela Treviño
El sacerdote argentino, Esteban Dumont, del Instituto del Verbo Encarnado (IVE) se encuentra en la ciudad de Tarso (Turquía) de donde era San Pablo; tras el sismo de 7.8 grados del pasado 6 de febrero, lamenta que “atendemos la parroquia de Adana, pero sufrió daños. Tiene fisuras, por lo que tuvimos que cerrarla y no habrá misas hasta que los expertos vengan a revisar”.
Por otra parte, las religiosas que pertenecen al Instituto del Verbo Encarnado, la catedral del Iskenderun donde suelen hacer labor afirmó que “se vino totalmente abajo”.
“Asimismo, la casa donde habitaban las religiosas de nuestra congregación está de pie, pero no pueden regresar porque tiene fisuras y sería peligroso entrar. Por lo que han tenido que irse de allí”, aseguró el sacerdote.
Otra ciudad relacionada con la Iglesia católica que ha resultado afectada es Antioquía (la tradición dice que San Pablo vivió ahí algunos años). “Es una de las más destruidas, por lo que la iglesia está alojando a la gente que se ha quedado sin hogar”.
“Esas personas están recibiendo la mejor asistencia posible, ya que además de darles un lugar donde quedarse se les ofrecen alimentos. Esto se está haciendo a través de Cáritas y de la ayuda humanitaria que ha comenzado a llegar”, informó el sacerdote.
El P. Esteban Dumot explicó que “lo que hacemos en Tarso durante los fines de semana, es recibir a los peregrinos que vienen a visitar el lugar donde nació San Pablo”.
El religioso asegura que la violencia del terremoto no llegó con gran fuerza a Tarso, por lo que no hubo derrumbes de edificios y la situación ahí es bastante tranquila. Sin embargo, sí hubo daños considerables en otras ciudades.
El presbítero, junto con otro sacerdote de su congregación, planean irse en su auto a Iskenderun para auxiliar a la comunidad de las hermanas de su congregación, así como a las demás personas que también han perdido sus hogares.
“No tienen agua, tenemos que llevarles agua, también linternas porque no tienen luz y, por supuesto, les llevaremos alimentos”, comentó el Padre Dumont.
El religioso afirma que en este momento el modo más efectivo de ayudar es con oración y con dinero, ya que eso permite comprar lo que se necesita. Se puede depositar en los bancos que están recibiendo donaciones o bien al Fondo para la Respuesta a Emergencias de Cáritas.
“En Iskenderun funciona Cáritas y se le está dando de comer a unas 100 personas todos los días”, dice el Padre Dumont.