Por P. Fernando Pascual

Éste 13 de marzo se cumple el X aniversario de dos acontecimientos que han marcado la historia de la Iglesia: la renuncia al Papado de Benedicto XVI, y la elección del arzobispo Jorge Mario Bergoglio como Sucesor de Pedro.

El 11 de febrero de 2013, al finalizar un discurso ante los cardenales, Benedicto XVI comunicaba su decisión de renuncia, que se haría efectiva el 28 de febrero de ese mismo año. La noticia fue una sorpresa para todos, pues no había señales de que el Papa Ratzinger tuviera intenciones de dar ese paso tan poco frecuente en la historia de la Iglesia.

El fallecimiento de Benedicto XVI el 31 de diciembre de 2022 ha sido una nueva ocasión para recordar su servicio a la Iglesia a lo largo de casi 8 años de pontificado (desde el 19 de abril de 2005 hasta el 28 de febrero de 2013). No es el caso, por eso, de ofrecer ahora un balance de ese periodo tan rico y tan importante para la cristiandad.

Por lo que se refiere al Papa Francisco, su elección también fue recibida por sorpresa, pues muchos no esperaban que fuera designado, nuevamente, un papa no italiano. Pero el cónclave se desarrolló de tal manera que al final fuera llamado a la Cátedra de Pedro el que era el arzobispo de Buenos Aires y que contaba en ese momento con 76 años.

Desde el inicio, Francisco quiso dar una orientación fuertemente pastoral a su servicio petrino, como quedó plasmado, sobre todo, en la exhortación Evangelii gaudium (fechada el 24 de noviembre de 2013). Asimismo, dio un relieve especial al tema de la misericordia, lo cual se hizo evidente en sus primeras alocuciones públicas, y luego se plasmó en la convocatoria de un año especial dedicado precisamente a la misericordia (de diciembre de 2015 a noviembre de 2016).

Sus encíclicas también marcan su pontificado. Tras la publicación de Lumen fidei (2013), escrita en buena parte por el Papa Benedicto y asumida y completada por el Papa Francisco, fueron publicadas otras dos encíclicas: Laudato si’ (2015) y Fratelli tutti (2020).

Por lo que se refiere a las exhortaciones apostólicas, además de la ya mencionada Evangelii gaudium, contamos con las siguientes: Amoris laetitia (2016), Gaudete et exsultate (2018), Christus vivit (2019), Querida Amazonia (2020).

Sería largo recorrer la enorme cantidad de otros documentos de Francisco en estos 10 años, entre los que destacan un buen número de Motu proprio, varias cartas apostólicas, y otras cartas y mensajes de diverso tipo, especialmente las que salen a la luz con motivo de las diversas jornadas mundiales que la Iglesia celebra desde las últimas décadas.

Junto a ellos, tienen un papel especial las audiencias generales, que han ido exponiendo diversos temas de gran importancia. Podríamos simplemente recordar el penúltimo ciclo, dedicado al discernimiento (desde el 31 de agosto de 2022 hasta el 4 de enero de 2023).

Una de las tareas que el Papa Francisco había asumido desde el inicio de su pontificado se refería a la reforma de la curia. Como resultado de un largo proceso de elaboración se llegó a la constitución apostólica Praedicate Evangelium (19 de marzo de 2022), que renovaba profundamente la organización de la Santa Sede.

Otra tarea del Papa, en continuidad con una idea concretada tras el Concilio Vaticano II por Pablo VI, consistió en los sínodos, ordinarios y extraordinarios, y que han llevado a un paso novedoso en el camino de la Iglesia al emprender un amplio sínodo sobre la sinodalidad, iniciado en 2021 y que prevé su conclusión en 2024. Tal sínodo se caracteriza por una consulta que aspira a ser universal, al pedir la participación de todas las iglesias locales en las diferentes fases preparatorias.

A todo lo anterior se podrían añadir la lista de viajes internacionales y en Italia, las visitas ocasionales a personas concretas o a centros de atención de quienes viven situaciones de dificultad, los consistorios para crear nuevos cardenales, las beatificaciones y canonizaciones, las audiencias en el Vaticano a autoridades públicas y a particulares de muy variadas procedencias.

No resulta fácil hacer una síntesis de estos 10 años de quien, venido desde “muy lejos”, ha servido a la Iglesia como obispo de Roma. Lo importante, ante este Papado como ante cualquier otro, es descubrir la acción del Espíritu Santo que guía a la Iglesia en la transmisión de las enseñanzas del Maestro, como las han ido exponiendo, a lo largo de los siglos, los diferentes concilios y todos aquellos papas y obispos que se han mantenido fieles al depósito de la fe.

 


 

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