Por P. Fernando Pascual
¿Qué podría significar la frase: “he nacido en un tiempo equivocado”?
Si alguien hiciera suya esa frase, podría explicar en qué sentido la usa. Los que le oyésemos, pensaríamos en seguida que esa persona piensa que hubiera sido “mejor” haber nacido en otro tiempo, o del pasado, o del futuro.
Pero la realidad es que nadie nace en un tiempo equivocado, precisamente porque nacer solo puede ocurrir en un tiempo: el tiempo que uno vive.
Por eso, sería extraño que alguien defendiera que ha nacido en un tiempo equivocado, cuando nadie puede escoger el “tiempo” en el que le toque nacer.
Quien nació en el siglo X no podría soñar con lo bueno que habría sido nacer en el siglo XX. Ni quienes nacimos en el siglo XX deberíamos imaginar lo maravilloso que habría sido nacer en el siglo XVI o en el siglo XXII.
Para evitar las paradojas que surgen cuando alguien afirma que habría nacido en un tiempo equivocado, resulta de ayuda reconocer sencillamente que cada uno hemos nacido en este tiempo, y que este tiempo es el que tenemos para vivir.
Podré suponer que está lleno de promesas o de amenazas, que corresponde mejor o peor a mi personalidad, que me permitirá o me impedirá realizarme plenamente.
Piense lo que piense sobre mi tiempo, no tengo otro. Porque en otro tiempo, simplemente, no habría nacido yo, sino otro ser humano con otros modos de pensar sobre sí mismo y sobre los demás.
Este tiempo, con tecnologías que cambian continuamente y con millones de personas sin medicinas y sin electricidad, es el tiempo en el que puedo pensar, amar, luchar, orientarme hacia lo que sea bueno, justo, noble, bello.
La vida no se escoge, se recibe. Por eso, ninguna vida es equivocada, como tampoco ningún tiempo es el que peor se acopla a mi identidad.
Solo tengo ahora este tiempo. Puedo, con la vida recibida, orientar mis pasos hacia lo que vale, hacia lo que une, hacia lo que promueve un poco de esperanza.
Puedo, sobre todo, avanzar, ahora, hacia el encuentro con el Dios que siempre acierta cuando nos permite ser parte, al nacer en un tiempo concreto, de ese gran misterio de la vida…
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