Santa Teresita: una luz en la noche oscura

MI VOCACIÓN ES EL AMOR

Estamos acostumbrados a leer historias de santos en los que la conversión procede de un momento decisivo, de un instante de la Gracia. En Teresita, como en la novela de Georges Bernanos (Diario de un cura rural), “todo es Gracia”. El padre Jean Lafrance –uno de los autores más reconocidos sobre la vida y la espiritualidad de Santa Teresita—dice que la intuición genial de la pequeña monja Carmelita fue haber descubierto y comprendido “el rostro más profundo y misterioso de Dios, el de su Misericordia, que Jesús ha venido a revelarnos en la Tierra. A partir de ello, Teresita hará de la confianza y nada más que de la confianza su itinerario de amor.

Sin embargo, sabe que ese rasgo es poco comprendido por los cristianos. En una carta de 1896 lo dice:

 Él (Jesús) encuentra pocos corazones que se entreguen a él sin reservas, que comprendan toda la ternura de su amor infinito.

Y en el Manuscrito B como en el Acto de Ofrenda de su amor, da la razón de que esta confianza en la Misericordia de Dios que ha enseñado Jesús con su vida es la gracia actuando en medio de la miseria:

 Sí, para que el amor quede plenamente satisfecho, es necesario que se abaje hasta la nada, y que transforme en fuego esta nada (…) No se trata de escalar por la ruda escalera del amor, sino de elevarse a Dios por el ascensor del amor.

Pocas veces en la literatura espiritual de todos los tiempos podremos encontrar pensamientos tan sublimes. No en balde, San Juan Pablo II, en 1997 la nombró Doctora de la Iglesia para que transforme con su fuego nuestra noche sin alba que estamos viviendo hoy.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 14 de mayo de 2023 No. 1453

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