Por P. Justo López Melús

ALIVIO DE CAMINANTES

Dios perdona siempre, el hombre a veces, la naturaleza nunca. Dios perdona y olvida. Se cuenta que una anciana acudía con frecuencia al párroco a hablarle de sus apariciones divinas. El párroco, ya cansado, quería saber si eran auténticas.

–La próxima vez –le dijo–, pide a Dios que te revele mis pecados, que sólo Él conoce. Esa será una buena prueba.

La anciana regresó un mes más tarde, y el párroco le preguntó si se le había vuelto a aparecer Dios. Y al responderle ella que sí, le dijo:

–¿Le pediste lo que te ordené?

–Sí, lo hice.

–¿Y qué te dijo Dios?

–Dile a tu párroco que los he olvidado todos.

Quizá el párroco no quedó muy convencido de las apariciones, pero desde luego fue una respuesta muy teológica.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 30 de abril de 2023 No. 1451

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