Por Martha Morales
Esta “devoción” surgió en ambientes de brujería, magia y esoterismo, donde las personas buscan una solución fácil a los problemas de la vida. La “Santa Muerte” es una especie de amuleto o ídolo, fabricado por personas que engañan a los incautos. Venden esqueletos de colores porque, según ellos, cada esqueleto tiene su propia tarea.
Ellos dicen que lo único que venció a Jesucristo fue la muerte, cuando es al revés. Jesucristo venció a la muerte con su Resurrección. Dice la Biblia: “El último de los enemigos en ser aniquilado, será la muerte, porque todo lo ha sometido Dios bajo los pies de Cristo” (cfr. 1Cor 15,24-27). La muerte ha sido, por así decirlo, profundamente herida, tanto que, de ahora en adelante, no puede ser la última palabra.
En realidad, más que una religión es una secta satánica. El culto a la “santa muerte” coincide con el aumento de poseídos por el demonio, porque precisamente Satán ha poseído a algunos de los que pertenecen a esta secta.
Sus grandes devotos se hacen esclavos de la Santa Muerte y ella, abiertamente les pide sacrificios humanos, donde la persona sufra lo más posible antes de morir. La ceguera no les hace ver la maldad de esa petición.
Una calavera significa peligro para ti, para tu familia, para tu alma, pues es un signo de algo malo. Aléjate de ese lugar o de ese altar. La Santa Muerte es tendencia a la aniquilación final.
¿Creó Dios la muerte?
¡No! La muerte fue consecuencia del pecado de desobediencia de Adán y Eva. La muerte no es algo ni alguien. Se llama muerte a no tener vida. Dios creó la vida. Nuestra vida es pasajera en la tierra. La muerte separa el alma del cuerpo, y cuando llegue la resurrección de los muertos, al final de los tiempos, Dios volverá a unir nuestro cuerpo a nuestra alma, y así estaremos por toda la eternidad: en el cielo o en el infierno, con cuerpo y alma.
Si la muerte fuera algo bueno Dios no la habría destruido. La muerte fue vencida con la venida de Cristo al mundo. Él pagó con su Sangre para que fuésemos al Cielo si es que estamos dispuestos a ello. La muerte no forma parte del plan inicial de Dios, fue el ser humano quien la introdujo, sin embargo, nos veremos libres de ella en el futuro, cuando Dios lo tiene previsto.
¿Un esqueleto tiene poder?
Ningún esqueleto tiene poder para actuar o pensar –no tiene cerebro ni músculos-, si así fuera, los panteones serían escenario de dramas macabros. Esto sólo se ve en los cuentos y películas de terror.
El culto a la “Santa Muerte” surge entre personas con poca cultura y poco conocimiento de Cristo y del verdadero Catolicismo. Esta “devoción” ha sido capitalizada por los comerciantes que no tienen escrúpulo en vender lo que sea con tal de tener ganancias. La Iglesia Católica marcó desde un principio la incompatibilidad de la nueva “devoción” con la doctrina cristiana, ya que son “traficantes de Cristo, y hay que estar alerta contra los tales” (Cfr. Didaché XIII, 3-5).
La constante negativa de la Iglesia Católica de aceptar el culto a la “Santa Muerte” ha obligado a sus seguidores a tomar una decisión entre ser católicos o ser de esta secta. La muerte no se debe de adorar porque la muerte no existe. Existe el morir, es decir, ese instante de ruptura en la curva de la vida, en el que se pasa a otra vida de felicidad, de purgación o de condenación.
Algunos llegan a venerar a la Santa Niña Blanca, una estatua cadavérica. Este culto hace débiles a sus adeptos frente al mal… Hace poco, dos personas de una familia que daban culto a la Santa Muerte se suicidaron. Por sus frutos se conocen los árboles.
Pretexto para hacer el mal
La “Santa Muerte” puede usarse como medio para obtener una respuesta mágica –propia de niños o de personas inmaduras-, o como pretexto para causar el mal y “justificar su maldad”, dice José de Jesús Aguilar.
Orígenes de este culto
Su origen es pagano, la adoración a la Santa Muerte llegó de África a algunos países como Cuba, Haití, Puerto Rico, Brasil y Estados Unidos, con las personas que compraban como esclavos en el siglo XVII. Pertenece también al culto pagano llamado santerismo. Los brujos de Catemaco, Veracruz, le dan culto a esta macabra imagen. Se dice que hace unos 50 años un espíritu maligno le habló a un brujo le ordenó que propagara este culto en México.
Este falso ídolo es adorado por algunos espiritistas, brujos, hechiceros, chamanes, curanderos, astrólogos, santeros y satánicos por lo cual no es grato a Dios, pues es una trampa más de Satán.
Heliodoro Díaz López, aconseja: Retira todos los amuletos que tengas en tu casa, quita la imagen de la muerte, ¡destrúyela! para que nadie la recoja, y pide perdón a Dios si le has dado culto. La calaca es vengativa y violenta representa a la muerte.
No hace milagros, pero los favores que hace, los cobra caro
Satán es un ángel caído, es inteligente y tiene poderes preternaturales. Ofrece “bienes” que a la larga resultan para mal. Si no hacen lo que la Santa Muerte les dice o no cumplen sus promesas, les va mal por poder del demonio.
Es común que los devotos de la Santa Muerte sientan satisfacción porque se les concedió un favor, pero con el tiempo algunos sufren de insomnio o pesadillas, escuchan ruidos o perciben malos olores. Su carácter cambia para mal, suelen volverse violentos, agresivos y ansiosos. Algunos han llegado aún más lejos, es decir, al suicidio.
No está de más repetir que el principal argumento de los que adoran a la Santa Muerte — es la única que venció a Jesucristo— es mentira. Jesucristo venció a la muerte con su Resurrección. Luzbel es sagaz, inventa toda clase de medios para enganchar a las personas, niños y adultos.
Últimamente, las personas se están desengañando, se están dando cuenta de que hay un Dios único. Por ahí dice un refrán, que “el que no conoce a Dios ante cualquier palo se le hinca”.
Todo tiene remedio menos la muerte, y para un creyente la muerte es Vida. Si caíste en la trampa de adquirir una imagen de la Santa Muerte o te hiciste un tatuaje, tiene remedio. Destrúyela y renuncia a todos los objetos mágicos que desvían tu fe del Dios Todopoderoso. Acude a La Virgen y pide su protección y, si eres católico, acude al Sacramento del Perdón.
Imagen de Angela Yuriko Smith en Pixabay