Por P. Justo López Melús
ALIVIO DE CAMINANTES
El pobre pesimista todo lo ve al revés. Para él, el día está emparedado entre dos noches. Y un vaso que contiene agua hasta la mitad, para él está medio vacío. Como aquel fariseo recalcitrante que en vez de asombrarse al ver a Jesús caminando sobre las aguas del lago de Genesaret exclamó:
–Dice que es Hijo de Dios y ni siquiera sabe nadar.
Un optimista, en cambio, perseguido por un tigre, llegó corriendo a un precipicio y se colgó agarrado a una raíz. Miró hacia abajo y en el fondo le esperaba otro tigre. Dos ratones empezaron a roer la raíz. Entonces encontró a su lado una fresa estupenda. Se agarró a la raíz con una mano y con la otra cogió la fresa. ¡Qué rica estaba!
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 12 de noviembre de 2023 No. 1479