Por Mary Velázquez Dorantes

Generalmente cuando tomamos el control de la televisión y realizamos una búsqueda de películas navideñas, vamos a encontrar una gran diversidad de contenidos, dado las múltiples plataformas por las cuales vamos teniendo acceso al mundo audiovisual. Sin embargo, hoy te vamos a brindar motivos para que en estas fechas volvamos nuevamente a ver el film de El Grinch, una película del año 2000, dirigida por Ron Howard que causó mucho revuelvo en su lanzamiento, una generación quedó marcada por esta historia y en esta ocasión vamos a examinar algunas razones por la que debemos ponerla nuevamente en nuestras pantallas.

De la literatura al cine

Esta cinta estuvo inspirada en un texto literario llamado “Cómo el Grinch robó la navidad”, su escritor fue el Dr. Seuss quien escribió más de 60 libros para niños. Este escritor buscaba despertar la imaginación de los lectores, reforzar los valores y sobre todo que los niños aprendieran a reflexionar sobre temas relevantes como lo es la Navidad. El cine se inspiró en esta obra para poner en la gran pantalla temas como el valor, la amistad, el perdón y la necesidad de reconstruirnos frente a un suceso importante: no son los regalos costos sino la amistad y hermandad que hay entre los seres humanos.

La navidad no es un objeto

A través de la historia vamos a descubrir en qué consiste el verdadero espíritu navideño, cómo es que el personaje – que parece ser odiado en un primer plano- nos va enseñando el poder superar la soledad, el abandono y el resentimiento, porque el Grinch no odia la navidad, sino que los sentimientos negativos que este alberga son producto de los corazones duros y anclados en emociones y expectativas, depositadas en objetos o experiencias de lo que no es justamente la Navidad.

Las imperfecciones a la perfección

El Grinch nos enseña que podemos albergar maldad, sentimientos de odio, ser negativos y aislados, pero a medida que vamos purificando el corazón con el trato humano, esas imperfecciones se vuelven perfeccionadas. La navidad para este personaje significa un cambio de vida, reconocer que todos pasamos por situaciones complejas pero que podemos cambiar, es un retorno al perdón sobre nosotros mismos, a saber, que los defectos pueden convertirse en virtudes.

El pasado no te determina

Este personaje fue herido durante su infancia, maltratado por su contexto. La alegría para este no existe y, por lo tanto, no debe existir en nadie más. Sin embargo, vemos la presencia de una niña que le ayuda a comprender el optimismo y la inocencia puede regenerar con todo lo hermoso de la vida, es aquí donde surge una gran lección: el pasado de las personas no determina el futuro, en esta cinta podrás explorar muchas cargas psicológicas que pueden ser trascendidas, para examinar el panorama de una vida plena. Y esto es justamente lo que vamos a descubrir nuevamente en esta película.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 17 de diciembre de 2023 No. 1484

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