En las actividades del Papa Francisco de esta semana, se reunió con los militares italianos de la aeronáutica, con las delegaciones del árbol y el pesebre instalados en la Plaza de San Pedro, y ayer presidió la Audiencia General.
Por Vatican News
Francisco recibió el sábado a los militares italianos con la cúpula y los capellanes y ante ellos subrayó la urgencia del momento, marcado p or «terribles conflictos», pero también por el progreso científico que nunca debe subordinarse «a intereses de poder o a usos perjudiciales, sino que debe orientarse siempre al bien integral del hombre, al desarrollo de todos los pueblos».
El Santo Padre encontró en el Vaticano a delegaciones de los lugares de origen del árbol de Navidad y del Nacimiento que este año evoca la primera representación navideña creada hace 800 años por San Francisco. «Desde la Plaza de San Pedro -dijo el Pontífice- pensaremos en Greccio, que a su vez nos remite a Belén».
En la plaza de San Pedro, junto al pesebre, se encuentra el árbol de 28 metros de altura. Su madera se utilizará para fabricar juguetes que se entregarán a Cáritas. Está enriquecido con estrellas alpinas cultivadas en las llanuras, para proteger a las que crecen en la alta montaña. También ésta es una elección que nos hace reflexionar, evidenciando la importancia de cuidar nuestra casa común: los pequeños gestos son esenciales en la conversión ecológica, gestos de respeto y gratitud por los dones de Dios.
El Papa a los prefectos italianos: Sin integración de los migrantes surgen peligros, les recuerda el desafío de la delicada gestión, a nivel local, de los flujos migratorios, que confía al cuidado de los prefectos «personas heridas, vulnerables, a menudo perdidas, y que han sufrido terribles traumas. Son rostros, y no números», personas, subraya, «a las que hay que abrazar», y a las que hay que sacar de los tentáculos de las organizaciones criminales, capaces de especular sin piedad con sus desgracias. Hemos sabido de los lagers en algunos países del norte de África, donde los que quieren venir a Europa son tratados como esclavos, torturados, incluso asesinados.
«El Evangelio pide abrir el corazón». La catequesis de la audiencia general concluye el ciclo de reflexiones sobre la pasión por la evangelización. Comentando el milagro de Jesús que devuelve el habla y la audición a un sordomudo, Francisco dice que la palabra «ábrete» dirigida a aquel hombre es repetida por Cristo a todo creyente: «Preguntémonos, ¿queremos ser testigos o nos contentamos con ser discípulos?»