Por José Ignacio Alemany Grau, obispo
Reflexión homilética 31 de marzo de 2024
En unos preciosos carteles colocados en distintas ciudades de España por la ACdP (Asociación Católica de Propagandistas) se lee:
«Murió por tus pecados, aunque vivas como si no existiera».
Lo más bello es que hoy, Domingo de Pascua, podemos añadir:
«¡Y resucitó para borrar tus pecados, aunque vivas como si no existiera Jesús!».
Así es su amor.
Es el gozo de este domingo pascual.
La liturgia de este día comienza con esta antífona:
«En verdad ha resucitado el Señor, aleluya. A Él la gloria y el poder por toda la eternidad».
Hechos
San Pedro hace un resumen de lo que sucedió el día de Pascua:
«Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que Él había designado».
El ser testigo de esta entrega de Jesús se convierte en una obligación para San Pedro y le invita a proclamarlo con los otros once, para que todo el pueblo se entere, de que Dios ha nombrado a Jesús juez de vivos y muertos.
Salmo 117
Se trata de un salmo impresionante que habla de la victoria de Jesucristo, de quien afirma:
«La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente».
San Pablo
Es una invitación apremiante de San Pablo, a los colosenses, que, seguro del triunfo y resurrección de Jesús, y de nosotros con Él, nos pide que se note en nuestra vida el cambio:
«Ya que habéis resucitado con Cristo buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios».
También nos invita a mirar hacia la salvación futura «porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios».
Pidamos a Jesús la gracia de ser conscientes para que un día podamos resucitar con Él.
Secuencia
Bello poema que recoge los momentos fuertes de la muerte, resurrección de Jesús y primeras apariciones:
«Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la víctima propicia de la Pascua… Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa».
Verso aleluyático
Recoge unas palabras de la carta de San Pablo a los corintios invitándoles a celebrar gozosamente la Pascua del Señor:
«Aleluya. Ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así, pues, celebremos la Pascua en el Señor. Aleluya».
Evangelio
Nos recuerda el nerviosismo de María Magdalena que, visitando el sepulcro y no viendo en él el cadáver de su Señor, se fue desesperadamente a avisar a San Pedro y a San Juan:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Podemos imaginar también la gran preocupación de estos apóstoles. Primero ingresa Pedro en el sepulcro y ve que no está el cadáver de Jesús, pero sí admira «las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte».
A continuación, entró San Juan en el sepulcro y nos advierte algo muy importante:
«Vio y creyó».
No necesitó la presencia de Jesús para aceptar su resurrección. Sin duda uniendo lo que veía con la profecía de Jesús de que al tercer día resucitaría de entre los muertos.
En este día, de una manera muy especial, amigos todos, debemos tener presente y hacer el gran acto de fe:
Jesús sufrió como hombre y mereció como Dios.
¡Feliz Pascua de resurrección: Jesús ha resucitado!
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