Por Martha Morales y Marta Licona*

Hay cuatro principios no negociables: El derecho a la vida, el derecho de los padres a la educación de sus hijos, la defensa de la familia, la búsqueda del bien común.

Un padre de familia tenía una hija de 15 años y un hombre casado la embarazó; el papá mandó a una persona matar a ese hombre y a su hija la envió a un pueblo a abortar. Pasó el Santísimo por la calle y el señor, al verlo, comenzó a temblar, Jesús eucaristía le dijo a ese padre de familia: “Si tiemblas ante mi misericordia, cómo temblará ante mi justicia por haber matado a tu nieto y a un hombre”. Él no dejaba de temblar y canceló las dos acciones. Hoy esa niña tiene 18 años y es su nieta favorita (dato de Carlos Cancelado).

El aborto no es interrupción del embarazo porque no se vuelve a reanudar; no es derecho porque no existe el derecho de matar; no es seguro porque en la práctica muere una persona y hiere a otra. No es libre porque alguien no lo eligió (Javi Ríos)

Cuando veas a un alma que anuncia el aborto como un acto bueno, sabrás que en ella reina el demonio y que está en peligro de muerte eterna. ¡Ay de nosotros si consentimos con este miserable y mortal pecado! No osemos tomar el lugar de Dios y no permitamos que ninguna persona lo haga. No seamos cómplices de este crimen maldito por culpa de nuestro silencio o nuestra tibieza (Padre Pío).

Una filósofa norteamericana explica: Los verdaderos derechos humanos son para promover la vida y la libre voluntad. Ser humano y ser bueno son la fuente y la cumbre de los derechos humanos universales. El ser y el bien son el Alfa y el Omega de los derechos humanos. El ser y el bien son la esencia de la vida (Janet Holl Madigan, Universidad de Maryland, College Park).

Si el ser y el bien son la esencia de la vida, los derechos deben de defenderlos, pero inventan “nuevos derechos” para enmascarar lo que va en contra del bien y del ser humano.

Lucía, la vidente de Fátima dijo: “Si Portugal no aprueba el aborto estará a salvo, pero si lo aprueba tendrá mucho que sufrir. Por el pecado de la persona, la persona es responsable y paga por él, pero por el pecado de la nación, toda la gente paga por ello, porque los gobernantes que promulgan las leyes injustas lo hacen en nombre de las personas que los eligieron”.

Al aborto se le considera un servicio de salud pública. ¿Qué tiene que ver con la salud un procedimiento al que entran dos personas sanas y al salir, una está muerta, y la otra completamente destruida?

La mayoría de la gente ignora lo que es abortar. No conoce los riesgos para la madre, ni el sufrimiento en el proceso de muerte del hijo. Nadie muestra imágenes y es clave verlas para poder discernir si es esto lo que queremos para los mexicanos. Necesitamos abrir los ojos a la verdad sin eufemismos y darnos cuenta de que el vientre materno podría convertirse en el lugar más peligroso del mundo – en una tumba-, si de despenaliza el aborto.

Vivimos en una época en que las normas sexuales están siendo transformadas poniéndolas completamente al revés. Ninguna sociedad había dicho antes: “Vive tu impulso sexual como quieras”, y nuestra sociedad lo hace. Es un ataque medular contra la dignidad del ser humano y contra la sociedad, ya que, si una sociedad abandona su moralidad, cae en la anarquía, en el caos.

Si renunciamos a nuestra identidad de hombre o de mujer –como pretenden algunos-, y decimos que no hay tal identidad, todo el orden sexual se derrumba.

La ideología de género dice que la sociedad no sólo debe tolerar, sino aceptar cualquier tipo de orientación sexual y cualquier depravación. La ideología de género presenta un abierto y decidido rechazo de Dios y de su creación. Un nuevo totalitarismo se desarrolla bajo el manto de la libertad. La idea de cambiar de sexo es la rebelión más profunda contra las condiciones de nuestra existencia humana. Hoy día quieren que todo sistema educativo se empape de la agenda sexual. Y este es el peligro de algunos candidatos a gobernadores y políticos que desean propagar la “perspectiva de género”.

Aprobar el aborto es despreciar al ser humano.

Estamos perdiendo nuestras raíces en la fe, la nación, la familia y la propia identidad. Esta confusión de género es una herramienta que utilizan para manipular a las masas, es una estrategia del Poder oscuro. Pero aún no estamos derrotados. En Francia, los padres de familia han ido a huelga y no envían a sus hijos a la escuela una vez al mes, ya que no quieren la educación de género. ¿Qué pueden hacer las élites ante esta reacción?

San Juan Pablo II, el profeta de los últimos tiempos nos advirtió: “Una sociedad que mata a sus hijos no tiene futuro”. Benedicto XVI ha repetido muchas veces: “Una sociedad que se aleja de Dios camina hacia su autodestrucción”. La ruptura entre sexualidad y procreación presenta la vida como una amenaza de la que hay que protegernos. El aborto es fruto perverso de una sociedad corrompida.

 

Para saber más sobre este tema se recomienda leer el libro de Gabriela Kuby -socióloga alemana-, “La Revolución Sexual Global: La destrucción de la libertad en nombre de la libertad”.

 

*Mujeres por la Salud y el Desarrollo, A.C.

 
Imagen de Robster_91 en Pixabay


 

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