La inversión en armamento está aumentando considerablemente en todo el mundo. Así lo revela un informe del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), que destaca aumentos significativos sobre todo en Europa, Asia, Oceanía y Oriente Medio. Pero quienes dominan el mercado armamentístico son Estados Unidos y la OTAN.

Por Paola Simonetti y Giulia Mutti – Vatican News

La guerra es hoy el negocio planetario más rentable, con costes enormes que no dejan fuera a ninguna región del mundo. El gasto en armamento experimenta, de hecho, una extraordinaria escalada por noveno año consecutivo, alcanzando un pico sin precedentes de 2.443 billones de dólares, con la OTAN gastando el 55% del importe total. Cifras, éstas, que representan el 2.3% del PIB mundial. Así se desprende de un informe del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), que destaca cómo las inversiones militares han aumentado desde 2009 en las cinco regiones geográficas del mundo, donde el gasto está monopolizado por Estados Unidos y la OTAN. Lo que sin duda ha impulsado el aumento del armamento, señala el informe, es la guerra de Ucrania, que ha «alterado radicalmente las perspectivas de los Estados europeos en materia de seguridad». Este cambio en la percepción de la amenaza», explica el informe, «se refleja en la asignación de porcentajes cada vez mayores del producto interior bruto al gasto militar». Así, también se registran picos significativos en el aumento de los costes de guerra en Europa, así como en Asia, Oceanía y Oriente Medio. «En ninguna parte del mundo», añade el documento, «se ha registrado, por desgracia, mejora alguna».

Rusia y Ucrania

En concreto, Rusia, que ocupa el tercer puesto mundial, ha destinado unos 102,000 millones de euros, un 4.5% global y un 24 % más anual, es decir, el 5.9% de su producto interior bruto (PIB). Por su parte, Ucrania, octavo inversor mundial en armamento, aumentó su gasto en un 51%, es decir, más de 60,000 millones de euros, un tercio de su PIB. Con los casi 32,000 millones de euros de ayuda militar recibidos, Kyiv ha acortado considerablemente las distancias con Moscú, ya que el gasto militar ucraniano total asciende al 91% del de Rusia.

En el escenario mundial de los gastos militares, el dominio indiscutible, indica el informe del Sipri, es de Estados Unidos, con una inversión del 2.3 % más, es decir, 860,000 millones de euros, lo que representa el 37% del gasto mundial y el 68% del de los 31 Estados miembros de la OTAN. En el contexto estadounidense, especialmente en las regiones de América Central y el Caribe, fue la lucha contra el crimen organizado la que impulsó el gasto en un 54% el año pasado, siendo Brasil el país que se hizo con la camiseta negra, con un gasto de 21,500 millones de euros, lo que supone un aumento de más del 3%. También es significativo, según el documento, el aumento de la inversión en defensa de los países europeos de la OTAN, que representa ya el 28% de la de toda la Alianza, el nivel más alto en una década, con once de ellos por encima del compromiso del 2% del PIB. Entre ellos destaca Polonia, que, con un aumento anual del 75%, registra el mayor incremento anual de Europa.

Oriente Medio registró el mayor aumento en una década, un 9%, con Arabia Saudí como líder regional, seguida de Israel, que aumentó su gasto un 24% debido a su ofensiva en la Franja de Gaza tras los atentados de Hamás del pasado octubre. «El gran aumento del gasto militar en Oriente Medio en 2023», reza además el documento del Sipri, «refleja la rápida evolución de la situación en la región, desde la mejora de las relaciones diplomáticas entre Israel y varios países árabes en los últimos años hasta el estallido de una gran guerra en Gaza y el temor a un conflicto regional».

Extremo Oriente

La mitad de las inversiones en la región asiática fueron a parar, según el informe del Sipri, a China, con casi 278,000 millones de euros, un 6% más. Japón, por su parte, destinó 50,200 millones de dólares a sus fuerzas armadas en 2023, un 11% más que en 2022. El gasto militar de Taiwán también aumentó el año pasado un 11%, hasta los 16,600 millones de dólares.

Más armas, más tensión

El aumento del gasto militar mundial lo confirma Maurizio Simoncelli, subdirector del Instituto Internacional de Investigación Archivio Disarmo, entrevistado por Radio Vaticana – Vatican News. En los últimos años, de hecho, el fenómeno se ha disparado tras «la ocupación rusa de la península de Crimea», explica el profesor.

El gasto militar se ha incrementado exponencialmente como consecuencia de la invasión de Ucrania en 2022 y con la crisis en Oriente Medio: «Este panorama está ligado a la desaparición del papel de la OTAN como organismo de control en la zona del Atlántico Norte», afirma el director adjunto de Archivio Disarmo, subrayando que «los datos nos muestran que países como China, India, Japón y Taiwán están aumentando su armamento, mientras que China sigue siendo el segundo país del mundo en gasto militar después de EEUU». El cuadrante del Pacífico, de hecho, sigue siendo una zona de alta tensión: «China es el gran competidor de Estados Unidos. Sin embargo, el gasto militar chino sigue siendo un tercio del estadounidense».

Regreso a la Guerra Fría

En el frente europeo, en 2023, los 27 Estados miembros aumentaron su gasto militar. «El conflicto en Ucrania está exacerbando las relaciones internacionales; a estas alturas, ya no hay espacio para el diálogo entre Rusia y los países occidentales, sólo piensan en aumentar el presupuesto militar», explica el experto. Esto está conduciendo a «un renacimiento en toda regla de la Guerra Fría en el nuevo milenio», explica el experto. En su opinión, en un clima de crisis internacional, para volver a hablar de desarme, «hay que trabajar por la desescalada en los conflictos actuales». «Pensar en resolver los problemas internacionales con la fuerza es una pura ilusión, lo hemos visto en la historia: cada vez que el hombre ha intentado resolver los problemas con la violencia ha creado las condiciones para nuevas guerras y odios de décadas». El intento que debe hacerse», concluye, «es apuntar a la desescalada y no querer resolver los problemas con armas, incluso nucleares, como ha temido Rusia. Y, sobre todo, iniciar negociaciones».

 


 

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