En la Plaza de San Pedro, al concluir la Jornada Mundial de los Niños, el monólogo del actor y director, ganador del premio Oscar, Roberto Benigni: «La guerra es el más estúpido de los pecados, lo ensucia todo». A los niños, la invitación a creer en los cuentos de hadas: «Se pueden vencer a los dragones. ¡Tomen su vida en sus manos y conviértela en una obra maestra! ¡Construyan un mundo mejor! Nosotros no lo hemos conseguido»
Por Vatican News
«El mundo está gobernado por personas que no saben lo que es la misericordia, lo que es el amor. Y por eso cometen el más estúpido de los pecados, la guerra: una palabra fea, que lo ensucia todo. Hay que acabar con esto». El actor Roberto Benigni habló en el atrio de la Plaza de San Pedro, ante la presencia del Papa, al final de la misa conclusiva de la primera Jornada Mundial de los Niños. Citó a Gianni Rodari y recordó que los cuentos de hadas pueden convertirse en realidad. De hecho, los cuentos de hadas no se limitan a relatar la existencia de dragones, sino que enseñan que «los dragones pueden ser vencidos».
La invitación a soñar y a ser héroes
«Cada uno de ustedes es el protagonista de una historia que nunca se repetirá. Ustedes son los héroes. ¡Hagan las cosas difíciles! ¡Sueñen! Que es lo más hermoso del mundo. Para soñar – el cómico toscano – no hay que cerrar los ojos. Hay que abrirlos». Los niños no son un recipiente que hay que llenar, sino un fuego que hay que encender».
La palabra para detener la guerra
Estoy convencido – continuó el actor dirigiéndose a los numerosos niños presentes en la Plaza – de que entre ustedes hay quienes encontrarán la palabra para detener la guerra, debemos buscarla juntos». «Cuando los niños juegan a la guerra, en cuanto uno se hace daño, paran y en cambio los que hacen la guerra no paran».
La única buena idea en la historia de la humanidad
«En la historia de la humanidad sólo se ha expresado una buena idea». Quien lo hizo, prosiguió diciendo Benigni, fue Jesús en el Sermón de la Montaña: ‘Bienaventurados los misericordiosos’. Es una invitación dirigida a todos a ser ‘profundamente buenos’. ¡Sean profundamente buenos! La vida es amor y compasión infinita por el dolor que sufre la humanidad».
De ahí el llamamiento dirigido a todos los presentes, 50,000 según las estimaciones de los organizadores: «La guerra debe terminar. Me dirán: es un sueño, es un cuento de hadas. Sí, lo es, pero como decía Gianni Rodari: ¡Los cuentos de hadas pueden convertirse en realidad, pueden hacerse realidad!».
Los errores que embellecen el mundo
El mundo tiene que ser bello y cada uno aporta su pequeña contribución, aunque cometa errores. «Los errores son necesarios, a veces son útiles y hermosos», repitió Benigni, citando la belleza imperfecta de la Torre de Pisa: ¿Han visto qué error tan hermoso?».
Hacer de la vida una obra maestra
El secreto es divertirse, continuó diciendo el actor y director ganador de un Oscar por «La vida es bella»: «Amen lo que hacen, no se conformen con hacer un buen trabajo, tienen que hacerlo lo mejor que puedan, como Miguel Ángel hizo esta cúpula». Benigni repitió la invitación de Juan Pablo II: «¡No tengan miedo!».
«Estamos todos juntos, en sus corazones palpita la humanidad entera, somos uno. Los veo aquí dispuestos a alzar el vuelo, ¡háganlo! ¡Tomen el vuelo, tomen las riendas de su vida y hagan de ella una obra maestra! ¡Ustedes pueden hacerlo! Construyan un mundo mejor. Háganlo más hermoso. Nosotros no lo hemos conseguido».
El día más hermoso de la historia
Francisco inventó la Jornada Mundial de los Niños, observó el director que, contraviniendo el protocolo, besó y bromeó con el Obispo de Roma: «¡Es un niño como ustedes!», «¡Usted es argentino, podemos bailar un tango!». Y concluyó: «¡No hay nada más hermoso en el mundo que la risa de un niño! Y si un día todos los niños del mundo, sin excluir a nadie, pueden reír juntos, será un gran día, ¡será el día más hermoso de la historia del mundo!».