Por Mary Velázquez

Una nueva fórmula llega a las pantallas a través del contenido de streaming: las sectas. Se han vuelto un atractivo para la generación Z y, al mismo tiempo, una trampa ideológica que llega de forma inesperada con altos índices de adrenalina y un mensaje que parece convencerlos rápidamente.

En esta edición vamos a descubrir por qué estos contenidos son de alto riesgo para las nuevas generaciones y qué persiguen al volverse populares en las pantallas. Un mexicano gasta alrededor de 400 hasta 700 pesos en servicios de streaming, y Netflix se posiciona como la plataforma favorita en el país, seguida de Disney+. Los proveedores de estos servicios llevan un registro de los contenidos que consumen sus usuarios, por lo que colocan estrategias visuales para continuar siendo competitivos en este mercado.

EL ATRACTIVO IDEOLÓGICO

Generalmente los títulos que encontramos bajo el contenido sectario se vuelven atractivos porque son poco ortodoxos, presentan formas de espiritualidad y religiosidad como una “alternativa” para provocar al sistema social. Generalmente la emoción que acompaña estos contenidos es el miedo, y buscan un adoctrinamiento destructivo. El lenguaje que utilizan en la creación de los contenidos busca germinar ideologías donde la verdad se ve como un elemento oscuro, tratan de explicar el “todo es posible de hacer”, es decir, buscan violentar las normas y los límites.

Los líderes de las sectas se muestran como personajes a quienes imitar o tratar de comprender. Se adopta un lenguaje ideológico en el que los nuevos espectadores exigen se respete y no se señale. Las nuevas plataformas las exponen como documentales, películas y mini series a fin de saltar de un contenido hacia otro. Se vuelven llamativas porque conjunta los traumas y conflictos con demonios, seres sobrenaturales, tendencias suicidas y entornos familiares convulsos.

EL DISFRAZ LITERARIO

Algunos de los contenidos sectarios vienen acompañados del disfraz literario, es decir, que antes de convertirse en recurso audiovisual fueron libros. La mayoría los catalogan como textos que superaron récords de venta. Generalmente entre la literatura y la producción audiovisual predomina temas como el terror satánico, cultos a deidades oscuras, humor negro y sarcasmo, escenas sécales relacionadas con actos satanices que parecen inverosímiles. Del otro lado de los contenidos también hay un acompañamiento por contenidos que fueron libros de ciencia ficción, que muestran una realidad apocalíptica. En ellos prevalente un guion que atrapa mediante mensajes de esoterismo, posturas filosóficas pseudointelectuales que generan ciclos dentro de espectadores que consideran esos contenidos como “formas iluminadas” de comprender la realidad.

EL CLICK DE LA DOPAMINA

En México existen 110 millones de usuarios inscritos en plataformas streaming, sumado a las fusiones con otros medios, y ahora son llamados los nuevos conglomerados mediáticos. El 21% de sus contenidos corresponden a temas de miedo, horror, sadismo y masacre, y los usuarios que dan clic a este tipo de temáticas padecen la misma respuesta que el cerebro ejecuta después de varias horas en redes sociales: un alto porcentaje de dopamina.

Pero no sólo existen los contenidos reservados para el miedo, también existe una serie de temas que están inspirados en la espiritual del yoga, el mundo de la menta, la productividad y la suerte, la superación personal vista como una religión moderna. Algunos productos narran las experiencias de las personas a fin de atraer a las audiencias, y otros exponen las promesas de la curación y la transformación personal.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 2 de junio de 2024 No. 1508

 

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