Por Mary Velázquez Dorantes

En los últimos diez años América Latina ha experimentado cambios drásticos en sus sistemas políticos y de gobernanza, sus líderes han dado un salto entre el carisma y el fanatismo. México es un país que ha dado muestras de la popularidad de sus personajes políticos. ¿Qué es aquello que vuelve tan magnéticos a los presidentes de las naciones? ¿Qué tipo de mensajes emiten a la ciudadanía para ser ovacionados? ¿Cuáles son los efectos de estos comportamientos a largo plazo?

Los expertos señalan que es una tendencia rendir culto a la personalidad que representa el pode y la herramienta para que este culto suceda se llama estrategia populista. Las declaraciones provocadoras, los mensajes directos y subjetivos, el sentido de comparación y rivalidad exagerada, así como una realidad reconstruida donde lo que dice el líder es la única verdad que existe. Son las formas más comunes para identificar cuando los gobiernos se han vuelto populistas para con el pueblo.

ESTRATEGIA VERBAL

Los partidarios de los nuevos gobiernos rinden culto a su líder en un formato donde la coherencia y la lógica se ha desvanecido; se aplaude un discurso donde no se juzga con claridad y lo que se dice y hace sirve al interés del líder. La estrategia verbal nace de un comportamiento explotador, donde se buscan culpables hacia el exterior y se evade la responsabilidad del líder. Se incluyen campañas en medios de comunicación donde se crítica y se señala a los demás, se dictan sentencias fáticas, se motiva a las audiencias y la masa a ser agresivos contra el pasado o quienes lo representan y se expone a una movilización social que aparentemente busca ser restaurada en su identidad cuando en realidad existe un efecto a la inversa. Se ha encontrado un eco y una voz en las quejas y los señalamientos, por ello es que muchos líderes de naciones de América Latina se han vuelto un tótem para la ira de sus seguidores.

DEVOCIÓN Y POPULISMO, UN EXPERIMENTO

La ciudadanía de estos pueblos pasa por grandes momentos de vulnerabilidad, su entusiasmo y esperanza se ha depositado en el sentir de un líder que “cambiará su realidad”. El enojo colectivo, los enconos de ira y los pensamientos radicales han sido los ingredientes de un experimento nuevo, donde se plasma la convicción absoluta de que los líderes del cambio son la figura omnipotente que los representa y defiende. Para México los costos de este experimento han sido muy altos, el pueblo ha sido relegado y se ha llegado al momento donde un porcentaje alto considera que líder es la voz que le dará certeza a su realidad. Este fenómeno es llamado el espejismo de las masas: los gobiernos tienen la intención de identificarse directamente con una parte el pueblo para crear una ilusión donde se proponen imposibles y contradicciones para las democracias.

LA MAREA DE UNA MENTIRA

Las democracias languidecen frente a los gobiernos populistas, dado que se mezclan ideologías, movimientos sociales y un régimen político. Sus miembros se dividen en quienes apoyan al líder y en quienes lo rechazan, son dos grupos antagónicos, creando una tensión entre la llamada democracia liberal y la democracia radical. El populismo utiliza la falsedad de la lógica discursiva, finca sus éxitos y sus posturas en la idea de movilizar a los seguidores fanatizados por el líder, haciendo ver la arquitectura del mensaje como algo novedoso, insistente y crudo. También se utiliza la noción de clientelismo disfrazado de consensos, encuestas y sondeos como mecanismos para integrar la opinión del pueblo sobre determinados temas. El poder político queda bajo las vértebras personalizadas del líder y este se vuelve un pequeño tirano que centraliza el poder, las reglas de operación del mismo y el retrato informal de una realidad cotidiana que no es evidente y clara para sus seguidores.

UN VIEJO CAMINO, CON UN NUEVO ROSTRO

En México los efectos son claros, desde los subsidios a los energéticos, el uso de las encuestas populares, el asistencialismo descontrolado, pero al mismo tiempo discrecional; los precios controlados, las prebendas de los sindicatos, el cerco mediático y centralizado, son muestras evidentes de un viejo camino, pero con un nuevo rostro. La erosión de la democracia y las nuevas formas de operatividad son algunas de las pistas evidentes para entender una historia que probablemente se esté repitiendo. El papel que juegan las agrupaciones militares, la excesiva personalización de la política y la búsqueda de la legitimidad a través del carisma de su líder.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 30 de junio de 2024 No. 1512

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