11 AÑOS DEL FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE CATÓLICO

En el día en que celebramos la Asunción de María, nació una obra de evangelización: el Festival Internacional de Cine Católico. Hoy, en su undécimo aniversario, este festival sigue comprometido con la misión de llevar contenido católico de calidad a las pantallas de cine. Para conmemorar esta ocasión, El Observador tuvo la oportunidad de dialogar con Gaby Jacoba, directora del festival y conocer más sobre la misión y las bendiciones que han marcado estos años de dedicación.

Gaby, mirando hacia atrás a lo largo de estos años, ¿cómo rememoras los comienzos de esta significativa misión?

Tenía un programa de radio en Radio María Houston y me invitaron a apoyar para darle difusión a una premiere de una película sobre la Virgen. En esos momentos, hace 11 años, no veías cine católico en el cine, y recuerdo que tuve la bendición de organizar esta premiere. En aquel entonces, las salas de cine más grandes se llenaron. Primeramente, hubo mucho interés, y cuando empezaba la función, la gente normal, contenta y tranquila, pero al final, la gente bajaba llorando, impactada, pidiendo confesarse y hacer una peregrinación mariana, con muchas dudas, gente que quería aprender a rezar el Rosario…

Yo decía, a ver, ¿cómo es posible? O sea, 400 personas entraron a una sala de cine siendo unas, y salen tocadas de alguna u otra manera por el amor de Dios, por el amor de la Virgen, por el Espíritu Santo. Decía, aquí hay algo maravilloso que se puede hacer a través del cine, obviamente, 100% católico. Entonces, después de ahí, a los días, la gente me seguía hablando y me decía: «Oye, ¿cuándo va a venir otra película católica?» Yo les decía, «No, pues es que no sé, no hay, no hay muchas.» Porque en ese entonces, realmente había, pero cada tres, cuatro, cinco años. Días después, voy al Santísimo porque a mí me impactó mucho ver ese efecto. Yo ya estaba en la evangelización de medios, de radio, y televisión, pero a mí me impactó mucho el efecto tan fuerte que tuvo. Y estando en el Santísimo, siento ese llamado de Dios de usar el cine como un medio de evangelización. Entonces, ahí realmente tengo ese llamado. Inmediatamente dibujo el logotipo, que tiene también un significado muy grande, como la Virgen de Guadalupe, nuestra santa patrona, y San Juan Pablo II, que iban a ser como esos dos pilares para esta misión, este proyecto, este sueño.

Al principio, mucha gente me decía que iba a ser imposible, y la verdad es que los primeros cinco años fueron muy difíciles porque no había películas y las salas de cine no querían poner este tipo de películas. Fue un proceso muy complejo, incluso a veces frustrante, porque era algo muy complejo de realizar, de lograr.

Pero bueno, yo siempre tuve en mente una frase del Evangelio que dice «para Dios nada es imposible». Y dije, si Dios quiere esto, en algún momento va a haber algo que se dé, que este sueño se vea. Y así llegó, precisamente cinco años después, después de hacer varias cosas, de tocar puertas, de empezar a hacer algunas funciones en una sala de cine en San Antonio y en diferentes lugares. Se dio la oportunidad de hacer un estreno nacional, en México, con una película de la Virgen de Fátima. Y yo creo que ahí sí se marcó un antes y un después en la historia del festival, porque ahí se estrenó lo que nunca me hubiera imaginado. Al principio fue un sueño porque yo decía: «Imagínate que esta película la vieron en una sala, en una ciudad, toda esta gente en una sola función. Imagínate lo que sería estrenar una película en todo un país simultáneamente, en muchas salas y con tres, cuatro horarios al día, que sabemos que así es el cine.» Y de momento, fue como un sueño que nunca me imaginé que se diera. Y bueno, con este estreno se dio, fue un milagro también cómo pasó todo con este estreno. Y pues a partir de ahí, Dios y nuestra madre nos fueron abriendo camino en Centroamérica, en todo lo que es Colombia, Perú, Argentina, Paraguay, Bolivia, Chile, Ecuador, y se fue extendiendo a toda Latinoamérica, Puerto Rico. Después pasamos a Estados Unidos, que también fue un reto muy grande hace unos años. Y ahorita estamos ya por llevar el festival a España y a otros países de Europa.

Después de estas vivencias, ¿cuál ha sido la experiencia más memorable que tengas en tu mente, que digas «con esto el Señor me demostró que esta obra la quiere y la necesita»?

Qué pregunta tan difícil porque han sido muchos momentos, la verdad es que han sido muchos. Pero yo creo que cuando fue muy impactante fue cuando pudimos estrenar una película simultáneamente, como las grandes producciones de Hollywood, los grandes estudios, que se estrenó a nivel continental, o sea, en la misma fecha en toda Latinoamérica. Veíamos premieres simultáneas de todas las películas en todos los lugares. Y sobre todo, cuando se estrena una película hay un efecto muy bonito, es un momento donde la ciudad o el país donde se estrena es como si se conectara una esperanza, una alegría, el amor. Porque yo creo que esto tiene este carisma el festival, que es crecer, transformarnos y encontrar a Dios y a nuestra Santa Iglesia, pero a través del amor, de la alegría, de la comunión con los demás, del encuentro, de la esperanza, de cosas que nos llenan el corazón y nos motivan a ser agentes de cambio en nuestro país, en nuestra sociedad, en nuestra familia. Y que, les digo, realmente nuestro trabajo principal es transformar permanentemente nuestros corazones, hacer corazones llenos de amor, ser testimonios vivos del amor de Dios.

Entonces, cuando yo vi esto, o sea, un estreno a nivel continental, con testimonios, con la gente que muchas veces llorando te agradece, te da testimonio de muchas cosas que pasan después de que ven las películas, muchas cosas. O sea, es que son miles, pero yo creo que cuando se logró un estreno continental y se vio ese efecto espiritual en los corazones, yo dije: «Bueno, creo que esta es una obra de Dios». Y sobre todo, muy importante, creo que se pudo abrir un camino nuevo de evangelización que no se había abierto, que no se había visto, que no se había identificado, que a través del cine, y esto sí lo aclaro mucho porque es algo que siempre marcó parte de la misión, es que fuera cine 100% católico. Porque yo dije: «Cada película tiene un alcance masivo en un país, en miles de gentes. Imagínate que el mensaje es incorrecto, no doctrinalmente correcto, o lo que se dice confunde a la gente. Pues así como puede ser masivamente positivo, puede ser masivamente negativo y confundir y generar cosas que no es lo que queremos». Entonces, algo que siempre cuidamos, sobre todo, es que todas las películas que lleva el festival, o las produce el festival, porque hace cinco años empezó la Ave María Films ya como productora de cine, este en el 2020, empezó en 2019. Siempre nuestra misión, nuestro sello, es que es cine 100% católico y que va a ir en comunión con la doctrina de nuestra Santa Iglesia.

El aniversario es una ocasión propicia para agradecer a todos aquellos que han apoyado el cine católico y a quienes se han unido a esta labor, ¿verdad?

Sí, yo creo que la gente, gracias a Dios, está entusiasmada. Y para mí es muy importante porque el festival, más que un festival, Dios nos ha dado una familia, una familia donde tanta gente que estamos conectados, de todas las edades, sacerdotes, movimientos apostolados, medios de comunicación a nivel intercontinental, y que estamos conectados por el amor a Dios y por el amor que sentimos de hacer esto juntos. Entonces, para mí, estos 11 años han sido la suma de ese amor, de tantas voluntades, de tanta gente que se ha sumado, que es parte de la familia del festival, y que estos 11 años también son de toda esa gente que, yo te prometo, desde la primera persona que de alguna manera ayudó, no sé, de alguna manera o fue parte, hasta hoy, yo la tengo en mi corazón, porque todo ha sido como ir poniendo esos pedacitos de amor que han hecho hasta ahora, que es de todos, que es una obra de Dios y que es una obra de amor. Quiero darle las gracias a toda la familia del festival en todos los países, grupos apostolados, jóvenes, familias, medios de comunicación, sacerdotes, obispos, arzobispos, de verdad que ha sido más que un tema de llevar una película, ha sido un tema de llevar el amor de Dios a través del cine. Así que dar las gracias porque esto lo hemos hecho juntos.

¿Qué proyectos nuevos vienen para el festival?

Cada año, la idea es estrenar de 4 a 6 películas que van saliendo. Siempre pasan por un riguroso proceso de revisión, hablamos de lo doctrinal, hablamos de la calidad de producción, de arte. Pero algo que también en los últimos cinco años nos ha emocionado y apasionado mucho es entrar a la parte de la producción. Actualmente, Ave María Films, que es parte del festival, de alguna manera es la productora del festival. Tiene en producción tres películas: «María Desatadora de Nudos», «El Kit de Santidad de Carlo Acutis», y «María Madre del Mundo». Y bueno, hay otras películas que ya están en proceso de producción.

Esto ha sido un sueño porque también estamos reuniendo a mucha gente en el festival que, de alguna manera, ha sido parte de las películas, nos han ayudado en temas de rodaje. Entonces, ahorita lo que viene es eso: seguir creciendo, que el festival siga siendo un punto para evangelizar, un punto de encuentro, un punto de amor, de esperanza. Y ahora, con esta vertiente de producir películas, queremos seguir llevando el amor, la esperanza y la alegría de Dios al mundo a través del cine católico. Queremos que cada vez más personas busquen, a través del cine, un momento de encuentro con Dios, un momento de crecimiento, un encuentro de transformación, y que juntos sigamos haciendo esto.


Como siempre, agradecer a Jaime y a toda la familia de El Observador. Porque creo que juntos somos más fuertes y que cuando las misiones las hacemos en conjunto, cada uno con su carisma, su misión, podemos apoyarnos, sostenernos y fortalecernos para seguir adelante. Así que, quiero también decir que hay que seguir con esta gran misión de El Observador, que es un punto de referencia de noticias y de un periodismo católico tan maravilloso como lo ha hecho Jaime y todo su equipo. De verdad, El Observador es parte del festival, es una parte que queremos y que agradecemos a Dios, y con la que queremos seguir cumpliendo muchos sueños juntos.

 

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