Por Ma. Elizabeth de los Rios Uriarte

Aunque el término se usó por primera vez en 1927, la Bioética ha ido cobrando más relevancia en los últimos años debido al rápido avance de la medicina y la ciencia mediante el desarrollo de herramientas de Inteligencia Artificial y dispositivos biotecnológicos que propician un cambio de paradigma en la salud y facilitan un seguimiento más estrecho de condiciones médicas que antes no se tenía permitiendo curar padecimientos en menor tiempo y de maneras menos invasivas.

También, estos adelantos nos llevan a preguntarnos por los límites éticos de la tecnología y por aquellos ámbitos de la relación médico-paciente donde la vulnerabilidad y fragilidad humana se ponen sobre la mesa arrojando preguntas complejas y desafiantes desde la ética.

¿Qué tanto se debe prolongar la vida humana? ¿qué sí se puede y se debe hacer y qué no? ¿es ético solicitar ayuda para morir? ¿se debe continuar con el tratamiento médico aún a costos económicos, sociales, emocionales y psicológicos muy altos? ¿Cuándo es conveniente pedir cuidados paliativos y cómo? ¿Qué hacemos cuando no conocemos qué hubiera querido el paciente y debemos tomar una decisión sobre iniciar, continuar o retirar algún tratamiento médico?

Estas y muchas más preguntas difíciles son las que nos toca responder cuando estamos ante una enfermedad y la salud, propia o de algún amigo o familiar, se vuelve el eje sobre el que descansan nuestros pensamientos y nuestras emociones. En esos momentos de incertidumbre necesitamos ayuda y el tipo de ayuda que requerimos es de profesionales que no sólo sepan a nivel teórico los temas esenciales de la Bioética sino, que estén y acompañen a los pacientes, sus familias y los médicos en el curso de la enfermedad orientando cada decisión mediante principios y valores éticos que permitan ir salvaguardando y defiendo la vida, la dignidad, la libertad, la justicia y la calidad de vida de todos los involucrados pero, sobre todo, del paciente.

Esos profesionales son consultores en Bioética Clínica y estamos para ayudar a las personas a que los momentos más desafiantes de nuestras vidas se pueda contar con la claridad suficiente para tomar decisiones con base en los valores y preferencias de cada uno, de manera libre e informada y, sobre todo, con fundamentos éticos sólidos.

Desde los dilemas bioéticos al inicio de la vida hasta los propios del fin de ésta, pasando por situaciones de prevención de dilemas como conocer la importancia de una voluntad anticipada o prever un esquema de cuidados paliativos, la consultoría en Bioética se enfoca en las necesidades particulares y ofrece orientación respecto de los cursos de acción posibles resaltando los beneficios y los riesgos de cada uno y siempre considerando que la elección de uno o de otro obedezca al bien del paciente y sus allegados.

Porque, cuando todo empieza a ser automatizado en la era de la inteligencia artificial, la dignidad humana se resiste a ser reducida a un algoritmo y por ello, cada decisión se vuelve crucial y más en momentos dolorosos; en esa toma de decisiones, saber que no estás solo y que hay algún profesional que está preparado para caminar contigo, hace la diferencia.

Hoy, a la par del avance de la medicina, vemos, con orgullo, el avance de la Bioética, no como una contraparte a la primera, sino como un apoyo y, sobre todo, como una luz que brinda claridad en los momentos de mayor oscuridad.

Imagen de Herbert II Timtim en Pixabay


 

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