Por Redacción

La segunda parte del Sínodo de la Sinodalidad en Roma ya inició. Es un proceso de escucha y diálogo que arrancó en 2021 con una consulta mundial al Pueblo de Dios. Tiene como objetivo que la Iglesia pueda testimoniar mejor el Evangelio, sobretodo, con aquellos que viven en las periferias espirituales, sociales, económicas, políticas, geográficas y existenciales de nuestro mundo.

En esta segunda parte se llevarán a cabo cuatro foros en dos fechas paralelas, que comprenden del 2 al 27 de octubre. Previo a su inicio se organizó una vigilia penitencial en la Basílica de San Pedro, un retiro de dos días, presidido por el Papa Francisco para los miembros del Sínodo.

El sínodo tuvo su inicio oficial con una misa de apertura en la Plaza de San Pedro y, hasta este momento, el número de delegados fraternos, representantes de las religiones cristianas no católicas ha aumentado de 12 a 16 a petición del Papa Francisco.

PROCESO Y METODOLOGÍA DEL SÍNODO

Esta segunda parte tendrá más pausas para la oración y la reflexión. Dos días antes del inicio oficial, tuvo lugar la vigilia que permitió a los miembros preparase espiritualmente para la presentación del borrador del documento final del Sínodo, sobre el cual serán convocados para dar su opinión antes de votar. Durante la celebración de la vigilia penitencial, presidida por el Papa Francisco, tres personas dieron su testimonio por haber sido dañadas por el abuso sexual, la guerra y la indiferencia hacia los migrantes. El retiro estuvo dirigido por el padre dominico Timothy Radcliffe y de la madre benedictina Ignazia Angelini, junto con el padre camaldulense Matteo Ferrari, encargado de las liturgias y los monjes de Camaldoli. La vigilia pudo seguirse a través de los medios de comunicación del Vaticano y estuvo abierta a todos, especialmente a los jóvenes, «porque es a ellos a quienes se confía el mensaje de la Iglesia», señaló el cardenal Jean-Claude Hollerich, arzobispo de Luxemburgo, quien además expresó que “los jóvenes sufren por nuestros pecados y por los pecados en la Iglesia”.

EL PERDÓN POR LOS PECADOS

El Papa Francisco «pedió perdón» por los pecados de la Iglesia durante la vigilia frente a quienes rindieron su testimonio. “No se tratará de denunciar el pecado de otros, sino de reconocerse parte de aquellos que, por acción o al menos por omisión, se convierten en la causa del sufrimiento padecido por los inocentes e indefensos», explicó el secretario del Sínodo, el Cardenal Mario Grech. Se confesó el pecado contra la paz, la creación, los pueblos indígenas, los migrantes; el pecado de los abusos, el pecado contra la mujer, la familia, los jóvenes; el pecado de la doctrina utilizada como piedra para ser arrojada; el pecado contra la pobreza; el pecado contra la sinodalidad/falta de escucha, comunión y participación de todos.

CUATRO FOROS ABIERTOS

El esquema de la segunda parte presenta una novedad: los cuatro foros teológico-pastorales abiertos a todos, incluyendo los periodistas acreditados en la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Los dos primeros foros son: El Pueblo de Dios, sujeto de la misión» y «El papel y la autoridad del obispo en una Iglesia sinodal», llevándose a cabo el 09 de octubre a las 18 horas. Para el 16 de octubre los foros serán: «Las relaciones mutuas entre la Iglesia local y la Iglesia universal» y sobre «El ejercicio del primado y el Sínodo de los Obispos». Cada foro abordará un tema relevante desde el punto de vista eclesiástico, relacionado con los contenidos del Instrumentum laboris. En cada foro, cuatro o cinco teólogos, canonistas y obispos presentarán las preguntas principales, centrándose en las diferentes perspectivas desde las que se pueden ver estos temas.

LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES

Este sínodo ha marcado un hito sin precedentes, por primera vez, de las 85 mujeres que participan en la asamblea, 54 pudieron no solo tener voz, sino también voto al mismo nivel que los cardenales u obispos. Dos de ellas fueron asignadas a puestos de responsabilidad como presidentas-delegadas, junto a otros siete hombres. Son María Dolores Palencia, la monja mexicana que acompaña a los migrantes, y la consagrada japonesa, Momoko Nishimura, misionera y traductora de la encíclica ‘Fratelli Tutti’ al Japonés. Las 54 mujeres que votan en el Sínodo han sido elegidas mediante dos vías: por nominación pontificia, es decir, designadas directamente por el Papa, o como miembros de las asambleas continentales. Por decisión del Papa Francisco, la figura de los auditores, prevista por el antiguo reglamento, fue sustituida por 70 “no obispos”, todos con derecho a voto.

El Papa había pedido que al menos el 50 por ciento fueran mujeres y que, entre los diez superiores generales de los religiosos, la mitad fueran de la UISG, la unión internacional que asocia a aproximadamente 2 mil superioras generales. A la Secretaría del Sínodo se le entregó una investigación internacional desarrollada en 104 países, con más de 17 mil respuestas, realizada para el Catholic Women’s Council por las investigadoras Tracy McEwan y Kathleen McPhillips de la Universidad de Newcastle, y por la teóloga Tina Beattie de la Universidad de Roehampton en Londres. Es el Sínodo de los Obispos, donde esta vez, dentro del componente no episcopal, el número de mujeres respecto al pasado es decididamente más significativo y, por primera vez, con derecho a voto. En este sínodo también se encuentra Xiskya Valladares, conocida por ser una de las impulsoras de la evangelización a través de las redes sociales. Una “misionera digital” en el mundo de Instagram y TikTok.

LOS FRUTOS DEL SÍNODO

Este Sínodo tiene una dimensión misionera: el “caminar juntos”.

Es un punto fundamental para el Papa Francisco, quien ha manifestado muchas veces la importancia de que el conjunto de la Iglesia (Papa, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos). “El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”, y tiene como objetivo escuchar a toda la Iglesia y encontrar métodos que faciliten llevar este concepto de “sinodalidad” a la práctica.

El tema del Sínodo es “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. El Papa Francisco se ha pronunciado para que este sínodo refleje un momento de reflexión pero, al mismo tiempo, eclesial, donde el protagonista es el Espíritu Santo. Se espera ofrecer una oportunidad para que todo el Pueblo de Dios discierna conjuntamente cómo avanzar en el camino para ser una Iglesia más sinodal a largo plazo.

Finalmente, se busca una síntesis –que no quiere decir que no se reflejen desacuerdos– que se deja en manos de la Iglesia, de su teología y de su Magisterio. Se constituye una Iglesia que desea escuchar, acoger y acompañar para que nadie se sienta excluido, siendo el resultado de una oportunidad de gracia y bendición. Los frutos del Sínodo en su discernimiento final son una hoja de ruta y camino para la Iglesia de los próximos años.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 6 de octubre de 2024 No. 1526

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