Por Rebeca Reynaud

El diálogo es una capacidad muy importante, es decir, la escucha activa. Fomentarlo nos lleva a mejorar la calidad de nuestras relaciones. ¿Relaciones con quién? Con Dios, con la familia, con los demás.

Es impresionante que Dios quiera dialogar con sus hijos. ¿Y de qué voy a hablar con Él? Pregúntaselo a Él. “Señor, ¿de qué quieres que hablemos?”.

El diálogo mejora la calidad de nuestras conversaciones, por lo tanto, habrá mayor alegría entre los que hablan. La comunicación es relevante también en el diálogo con los no creyentes. Es necesario reflexionar sobre los hábitos de mente y corazón que los católicos deben tener hacia personas con visiones del mundo muy diferentes, a escuchar el punto de vista del otro.

Para hablar de Dios a los demás hemos de estar abiertos al diálogo,

Ruth Bader Ginsberg y Antonin Scalia eran jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos y muy buenos amigos. Estos dos valientes personajes encontraron muchos puntos en común sobre los que forjar su amistad. Ambos eran neoyorquinos, tenían una edad cercana, tenían un buen sentido del humor y compartían muchos de los mismos intereses; el derecho, la enseñanza, los viajes, la música, la comida abundante con sus cónyuges, y disfrutaban de la ópera. Aunque disfrutaban de todas estas similitudes e intereses comunes, eran polos opuestos en lo que respecta a la interpretación constitucional. Él defendía una jurisprudencia y una ideología conservadoras, y católico practicante. Ruth defensora de la ideología de género y del aborto. Judía no practicante. Básicamente, no estaban de acuerdo en muchos temas importantes, pero mantuvieron sus debates en el ámbito de las ideas y nunca lo hicieron personal. Realmente buscaban entenderse entre sí, y esto los empujó a mejorar su pensamiento y sacar los mejores argumentos el uno del otro.

La jueza Ruth Ginsberg contó una anécdota en el funeral del juez Scalia, que cuando estaba redactando la opinión del tribunal superior que anuló la prohibición del Instituto Militar de admitir mujeres, el juez Scalia le mostró su disidencia inconclusa. Quería que ella viera sus contraargumentos antes de que ella publicara los suyos. Ella dijo: «Fue un chiste, lleno de notas a pie de página desdeñosas», dijo, «pero me alegré de tener los días adicionales para ajustar la opinión de la corte. Mi borrador final mejoró mucho, gracias a las críticas mordaces del juez Scalia».

Luego Ruth citó a Antonin Scalia, quien había dicho: «Yo argumento sobre las ideas, pero no ataco a la gente. Algunas personas muy buenas tienen algunas ideas muy malas». Y luego Ruth agregó: «Qué bendecida fui de tener un colega de trabajo -y querido amigo- de tan cautivadora brillantez, buen humor e ingenio rápido».

Técnicas para una comunicación asertiva

El emisor adecua el lenguaje a su público. Luego, se trata que la gente se sienta respetada y querida para que hable, y propiciar que la gente diga lo que quiera y a su modo.

Hay que tener una actividad positiva, con entusiasmo e ilusión, y luego, hacernos cargo también de cómo es cada persona.

Plantearte: ¿Qué necesitas hacer para mejorar tus relaciones? ¿Qué hay que dejar de hacer? ¿Qué estás haciendo bien?  Crear un ambiente de confianza. ¿Por qué Fulanito no confía en mí? Porque se siente juzgado, porque tuvo alguna mala experiencia.

Tomemos en cuenta que los prejuicios nos frenan. Por ello, hay que identifícalos.

 

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