La Conferencia Episcopal Mexicana emite un mensaje pastoral en respuesta a la propuesta de reforma al Código Penal de la Ciudad de México, que busca eliminar la protección legal del embarazo. En su pronunciamiento, los obispos defienden el derecho a la vida desde la concepción, apelando a la dignidad humana y al respeto por la vida de las mujeres y los no nacidos.

Por Sebastián Sansón Ferrari – Vatican News

“No podemos permanecer en silencio ante una medida que, bajo el argumento de defender derechos, en realidad desconoce el derecho humano más fundamental: el de la vida.” Este es el motivo que impulsa a la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) a emitir un mensaje pastoral ante la aprobación, en comisiones del Congreso de la Ciudad de México, de un dictamen que pretende eliminar completamente la protección legal de la vida en gestación. Esta iniciativa, mediante la reforma del Código Penal, “abandona a las mujeres a decisiones que pueden marcar dramáticamente sus vidas”, establece el pronunciamiento.

En el mensaje, firmado por Monseñor Rogelio Cabrera y Monseñor Ramón Castro Castro, Presidente y Secretario General de la CEM, respectivamente, se reitera que, si prosperara el dictamen, “se eliminaría el límite actual de las doce semanas de gestación”. Además, “abriría la puerta a la terminación del embarazo en cualquier momento”. De igual manera, subrayan que la reforma “pone en riesgo la salud y la vida de las mujeres al crear la falsa percepción de que el aborto es seguro y es la única opción ante un embarazo en circunstancias difíciles”.

«No basta con proclamar la verdad sobre la dignidad humana»

Con “afecto pastoral”, los obispos expresan su “profunda preocupación” por lo que está en juego. A su vez, sostienen que “la vida de cada persona humana es obra maravillosa de Dios, quien nos creó para vivir en comunión con Él y con los demás en el Amor”. Reivindican la unicidad del ser humano y la necesidad de proteger y cuidar la vida, una responsabilidad que compete tanto a la familia como a la sociedad. “La dignidad constituye el criterio fundamental para juzgar la verdad y bondad de toda ley positiva”, aseguran.

Para el Episcopado mexicano, “no basta con proclamar la verdad sobre la dignidad humana”, sino que todos estamos llamados a crear condiciones sociales y estructuras de apoyo que acojan verdaderamente tanto a las madres como a sus hijos por nacer. Dichas instituciones deberían “procurar, desde una conciencia formada en el amor de Cristo, evitar todo aquello que dañe y atente contra la dignidad del ser humano”.

La CEM urge a orar, trabajar y acompañar a las mujeres, con especial atención a aquellas que atraviesan situaciones de vulnerabilidad, brindándoles alternativas reales y apoyo concreto. También exhortan a hacer oír la voz de la Iglesia en los espacios públicos y legislativos en defensa de la vida humana en todas sus etapas, y piden promover una verdadera cultura de la vida. Esto implica superar toda forma de violencia contra los más frágiles y fomentar el desarrollo de una sociedad madura que reconozca, ame y sirva a la vida humana en todas sus fases. “Esta tarea nos interpela a todos”, escriben los prelados.

Las mujeres, agentes de paz y fuerza transformadora de la sociedad

El Episcopado resalta el aporte “incalculable” de las mujeres a través de la maternidad, tanto a México como a la humanidad entera. Por lo tanto, proponen que el apoyo a las embarazadas en contextos de riesgo “debe ser una prioridad” para todos los sectores.

Los Pastores afirman su compromiso de continuar brindando asistencia espiritual y material a quienes la necesiten y manifiestan su “comprensión, misericordia y amor” hacia aquellas que han vivido “el drama del aborto”. En esta línea, aseguran que “México necesita paz, y las mujeres son fundamentales agentes de ella”. Reconocen y valoran también su entrega diaria en el cuidado de sus hijos, los ancianos y las familias.

Elegir la vida

“El derecho a la vida no es una cuestión de ideología, ni de simple opinión política”, afirman en el texto. Además, señalan que la vida, “que describen las ciencias biológicas, manifiesta un significado y trascendencia que ninguna ley positiva puede eliminar ni cambiar”.

Finalmente, piden que María, quien proclamó “Mi alma glorifica al Señor” al acoger la vida en su seno y la protegió con amor, “nos ayude a ser verdaderos defensores de cada persona humana”. “Que su ejemplo nos inspire a ser, como ella, servidores fieles del plan de Dios”.

 


 

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