Por Salvatore Cernuzio – Vatican News

“Me gustaría que me preparara un informe sobre las iniciativas de la Iglesia para proteger a los menores y a los adultos vulnerables. Esto puede ser difícil al principio, pero le pido que empiece por donde sea necesario para que yo pueda proporcionar un informe fiable sobre lo que está sucediendo y lo que es necesario cambiar, para que las autoridades competentes puedan actuar”.

Tras un largo e intenso trabajo de 10 años, la Comisión para la Protección de Menores –órgano creado por el Papa en 2014 para proponer las iniciativas más adecuadas para prevenir los abusos en la Iglesia– responde a la llamada de Francisco y publicó el 29 de octubre pasado su primer Informe Anual sobre Políticas y Procedimientos de Protección. Unas 50 páginas, cuatro secciones, numerosos datos recogidos en los cinco continentes y en diversos institutos y congregaciones religiosas, y también en la propia Curia Romana, a la que se pide cada vez más transparencia sobre procedimientos y procesos.

El sufrimiento y la curación de las víctimas

El documento ha sido redactado por un grupo de trabajo presidido por Maud de Boer-Buquicchio, miembro de la Comisión y con una larga experiencia en la defensa de menores. En la portada aparece un árbol baobab, símbolo de la “resiliencia”, la que han demostrado miles de víctimas al denunciar y luchar para hacer de la Iglesia un lugar más seguro y recuperar la confianza perdida a causa de estos delitos. En ellas, en su sufrimiento y en su curación, se centra el trabajo de toda la Comisión y el propio Informe.

Riesgos y progresos

El texto documenta los riesgos y los avances en los esfuerzos de la Iglesia por proteger a los niños. También recoge recursos y buenas prácticas para compartir en la Iglesia universal, y es una herramienta para que la Comisión informe de sus conclusiones y recomendaciones de forma sistemática para compartirlas con el Papa, las víctimas, las Iglesias locales y el Pueblo de Dios.

Mayor acceso a la información

Entre las “necesidades” que señala el documento está la de promover mejor el acceso de las víctimas y supervivientes a la información para evitar que se generen nuevos traumas. También reitera la necesidad de “consolidar y clarificar las competencias de cada Dicasterio de la Curia Romana para garantizar una gestión eficaz, oportuna y rigurosa de los casos de abusos sometidos a la Santa Sede”, sugiriendo la importancia de agilizar los procedimientos –“cuando esté justificado”– de dimisión o destitución de los responsables.

El análisis de las iglesias locales

En la segunda sección del Informe Anual, la atención se centra en las iglesias locales y se presenta un análisis de varias instituciones eclesiásticas. En primer lugar, la Comisión reconoce la importancia de acompañar a los líderes de las iglesias locales en su responsabilidad de aplicar políticas de prevención y respuesta.

En su análisis de las Iglesias locales, la Comisión constata que “mientras que algunas instituciones y autoridades eclesiásticas demuestran un claro compromiso con la protección, otras sólo están al principio de asumir su responsabilidad institucional” frente al fenómeno de los abusos.

Los datos recogidos por la Comisión en las regiones continentales también muestran algunos desequilibrios. Mientras que, por un lado, algunas zonas de América, Europa y Oceanía se han beneficiado de “considerables recursos disponibles para la protección”, una parte sustancial de América Central y del Sur, África y Asia cuenta con “pocos recursos específicamente dedicados”. Por ello, la Pontificia Comisión considera esencial “aumentar la solidaridad entre las Conferencias Episcopales de las distintas regiones”.

La Curia Romana

En la tercera sección, la atención se centra en la Curia Romana, que, como «red de redes», podría representar una especie de centro de intercambio de buenas prácticas en el ámbito de la protección para las demás Iglesias locales: “La Iglesia”, afirma el Informe, “en el desempeño de su misión de promover los derechos humanos en la sociedad en general, interactúa activamente con una serie de poblaciones a las que debe garantizar normas adecuadas de protección”.

Transparencia y recogida de información

El mismo organismo pontificio pretende promover una visión común y recopilar información fiable para fomentar una transparencia cada vez mayor en los procedimientos y la jurisprudencia de la Curia Romana en relación con los casos de abusos.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 10 de noviembre de 2024 No. 1531

 


 

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