Por el P. Prisciliano Hernández Chávez

San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, vivió en un contexto de desastre por el encuentro violento de dos culturas. El Padre Pedro Alarcón Méndez, SM, señala un aspecto trágico cuando indica que los europeos fracasaron al no reconocer la “otredad” del indígena: Cristóbal Colón no conoce al indígena y no lo ama; Hernán Cortés conoce al indígena en forma refinada pero los utiliza; Fray Bartolomé de las Casas ama al indígena, pero no lo conoce; los misioneros etnógrafos aman y conocen al indígena, pero les invade el pesimismo ante la conversión del indígena. Solo el acontecimiento de la Aparición de la Virgen de Guadalupe da inicio a una verdadera evangelización inculturada (cf ALARCÓN MÉNDEZ, Pedro “El Amor de Jesucristo Vivo en la Virgen de Guadalupe”, págs. 50 a 61).

La pena de la Conquista, amén de algunas acciones injustas, penosas y dolorosas, la evangelización estaba bajo el predominio de una cristiandad confundida con el poder temporal. Como señala el Padre Alarcón, que las apariciones de la Virgen a Juan Diego confirmadas por la tilma milagrosa, -ayate-, conducen a la superación de esta ambigüedad.

La Virgen de Guadalupe funda la fe desde el respeto al indígena, como igual, no idéntico, diferente, no inferior. Desde Guadalupe se tiene un modo nuevo de vivir la fe; conduce a una nueva conciencia eclesial y social. Se da ese verdadero proceso de inculturación del Evangelio desde la palabra, acciones y la imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe. Desde este encuentro se tiene el paradigma del encuentro de todo ser humano con el Dios vivo, el Dios por quien se vive desde y con la Santísima Virgen María.

La comunidad indígena desde su cultura devastada y su filosofía pulverizada se convierte en la primera comunidad que recibe este mensaje, (cf ibidem), como señaló́ el Papa Francisco, “el mensaje de la Virgen de Guadalupe es mi mensaje y el mensaje de toda la Iglesia”. Ningún Papa había expresado tan puntual, profunda y sintética afirmación sobre el alcance del mensaje de la Virgen del Tepeyac.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 15 de diciembre de 2024 No. 1536

 


 

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