Por Julieta Appendini

No hay mejor manera de iniciar un nuevo año que encomendando tu vida, tu familia, tus necesidades e intenciones a Nuestro Señor, por medio del recurso más valioso e irremplazable que existe: la Sagrada Eucaristía.

Cuando Ofreces una o más Misas no solo estás obteniendo los dones invaluables y gracias infinitas de Jesucristo, que se hace presente en cada celebración eucarística, sino que además tú mismo estás siendo partícipe del puente de caridad que une a personas como tú con aquellos sacerdotes que, en el mundo entero, sufren persecución, violencia o necesidad material.

El estipendio de la Santa Misa que tú ofreces con amor y generosidad, en muchas regiones del mundo es el único sustento con el que pueden contar los sacerdotes que dedican su vida entera a llevar los sacramentos y el amor de Dios a quienes más los necesitan.

Ahora que recién hemos celebrado la festividad de Santa María, Madre de Dios, te invito también a encomendarte a sus maternales cuidados y ofrecer una o más Misas en su honor, no solo por tus intenciones en este nuevo año, sino además por la paz del mundo y por nuestra Iglesia, especialmente en aquellos países donde más sufre.

Que la protección y amor de Santa María, Madre de Dios, guíe tus pasos y llene tu corazón de paz en este nuevo año.

Bendiciones.

Ofrece una Misa aquí.

 


 

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