La Conferencia Episcopal se suma a este esfuerzo con el objetivo de reducir la violencia en el país. Las iglesias ofrecerán sus atrios como puntos de canje, brindando un espacio seguro y confiable para que los ciudadanos entreguen sus armas a favor de una compensación económica.

Por Sebastián Sansón Ferrari – Vatican News

La Iglesia Católica en México ha reafirmado su compromiso con la paz al apoyar el programa “Sí al Desarme, Sí a la Paz”, una iniciativa impulsada por el Gobierno nacional.

Este programa, que tiene un alcance nacional y fue presentado el 10 de enero de 2025, busca reducir la violencia en el país a través del desarme voluntario, ofreciendo a los ciudadanos la oportunidad de entregar sus armas, municiones y explosivos a cambio de una compensación económica que variará según el tipo de arma. Toda persona interesada en el canje puede participar de manera libre, anónima, respetuosa y sin consecuencias jurídicas, según los lineamientos de la acción institucional. “En todo momento se protegerá su identidad y datos recabados”, aclara el acuerdo.

La campaña pretende contribuir en la prevención y disminución de las lesiones, muertes accidentales, homicidios, feminicidios, así como cualquier otro delito o expresión de violencia en general, como producto de la manipulación o uso de armas de fuego. Asimismo, busca incidir en la promoción de valores, actitudes y comportamientos que prevengan los distintos tipos de violencia y atender las causas que la generan. Otro propósito es concientizar a la población sobre el peligro y las consecuencias de poseer o manipular armas, municiones o explosivos en sus hogares.

La ceremonia de lanzamiento tuvo lugar en el atrio de la Basílica de Guadalupe, en un acto simbólico de unidad y esperanza para toda la nación, con la participación de la presidenta Claudia Sheinbaum y su gabinete de seguridad.

En declaraciones recogidas por el medio “Desde la Fe”, Monseñor Efraín Hernández, rector de la Basílica de Guadalupe, destacó el significado de esta iniciativa, subrayando que es un paso hacia la reconciliación y la paz en México. «Nuestro país necesita vivir en paz», dijo, e invitó a los mexicanos a formar parte de este proyecto. A su vez, recordó que, como plantea en reiteradas ocasiones el Santo Padre Francisco, la paz no se construye con las armas, sino con el diálogo.

La Iglesia, las iniciativas y el diálogo por la paz

Este apoyo de la Iglesia no es nuevo. Desde diciembre de 2024, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) expresó su respaldo al programa, comprometiéndose a colaborar para garantizar su éxito. Como parte de esta alianza, las iglesias en todo el país ofrecerán sus atrios como puntos de canje, brindando un espacio seguro y confiable para que los ciudadanos entreguen sus armas.

“La Iglesia está dispuesta a colaborar en la búsqueda de la paz, no solo retirando armas, sino también trabajando en estrategias para recuperar la paz social. Esto incluye fortalecer las instituciones locales y federales, recuperar los espacios públicos y sanar las heridas de las comunidades afectadas por la violencia», explicó.

Además de esta adhesión al desarme voluntario, la Iglesia sigue promoviendo el Diálogo Nacional por la Paz, un esfuerzo que ya está en marcha en 27 entidades del país, y que busca establecer procesos de paz integrales mediante el diálogo entre la comunidad y el gobierno.

El programa “Sí al Desarme, Sí a la Paz” es una réplica de la iniciativa que Sheinbaum implementó como jefa de gobierno en la Ciudad de México, y que ahora se expande a todo el territorio. El gobierno mexicano, en colaboración con las Fuerzas Armadas, ha establecido centros de canje en diversos puntos del territorio nacional.

Sheinbaum agradeció a la Iglesia por su participación y reiteró el compromiso del gobierno federal con la construcción de un México más pacífico.

También explicó que las armas que recibe el Gobierno de México serán destruidas por la Secretaría de la Defensa Nacional para evitar que atenten contra la vida o integridad de alguien más.

A su vez, se intercambiarán juguetes bélicos por juguetes educativos para eliminar artículos que fomenten la violencia en los niños. “¿Para qué enseñar a nuestros hijos o a nuestras hijas algo que tenga que ver con la violencia?”, planteó la mandataria. “Entonces, sustituimos un juguete bélico por un juguete educativo o por otro tipo de juguetes que permitan que nuestros hijos, nuestras hijas, crezcan con un símbolo de la paz y con un símbolo de juego como parte de la construcción de la vida”, sostuvo.

 


 

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