Por Miriam Apolinar
En un mundo marcado por la “cultura del descarte”, existen instituciones, asociaciones y casas hogar que trabajan silenciosamente para brindar esperanza y acompañamiento a mujeres embarazadas en condiciones de vulnerabilidad. Estas iniciativas están dirigidas a madres que enfrentan embarazos inesperados o de alto riesgo en contextos de fragilidad y desamparo.
A través de una red de apoyo integral, estas casas de asistencia ofrecen a las mujeres servicios fundamentales como alimentación, atención médica y controles prenatales, apoyo psicológico, así como orientación legal y social. Además, el acompañamiento no se limita al período de gestación, pues las madres reciben respaldo durante los primeros años de vida de sus bebés, facilitando su ingreso al ciclo de educación inicial. Estas acciones, muchas veces invisibles, son un faro de luz que apuesta por la dignidad y el valor de cada vida, promoviendo el cuidado y el amor hacia la madre.
Defendiendo cada vida, siempre
En entrevista, Ana Correa, directora de “Vida que da Vida” —coordinadora que trabaja en alianza con diversas organizaciones a favor de la mujer— destacó: “Nuestro objetivo es proteger la vida del bebé y, al mismo tiempo, brindar un acompañamiento integral a la madre, reconociendo que cada situación es única. Muchas veces, las mujeres se enfrentan a preguntas difíciles como: ¿Y ahora qué hago?, ¿A dónde puedo acudir? Ante estos momentos de incertidumbre, nosotros las canalizamos y les brindamos el apoyo necesario para que se sientan seguras y acompañadas, porque aquí valoramos y cuidamos las dos vidas”.
“Vida que da Vida” reúne a diversas instituciones, tanto a nivel nacional como internacional, dedicadas a proteger y brindar apoyo integral a mujeres embarazadas. Entre ellas destaca la Asociación Vida y Familia (Vifac), que desde 1985 trabaja para garantizar y restituir los derechos humanos y sociales de mujeres en situación vulnerable. Por su parte, “Mater Filius”, fundada en 2003, tiene como misión salvar la dignidad de la persona desde el momento de la concepción. Actualmente, cuenta con cuatro casas en Estados Unidos, diez en México y tres más en Latinoamérica, además de estar próxima a inaugurar una nueva sede en Kerala, India. Finalmente, la “Fundación Dar y Amar” (DaYa) acompaña en su casa hogar a jóvenes embarazadas víctimas de violencia y abuso sexual, ofreciéndoles protección y apoyo tanto a ellas como a sus bebés en situación de desamparo.
Cabe resaltar, que “Vida que da vida”, nace con el propósito de conectar a las mujeres con las casas y asociaciones existentes, tanto a nivel nacional como en la Ciudad de México.
“La misión pro vida es cada vez más demandante y, lamentablemente, no parece tener un final cercano. La necesidad es creciente, ya que en el país se ha despenalizado el aborto en 19 entidades. Este tema sigue siendo controvertido, pues en lugar de centrarse en la creación de soluciones y políticas públicas que protejan ambas vidas, se ha convertido en un asunto de confrontación, y eso no debe ser así. La sociedad tiene la responsabilidad de abordar la realidad que enfrentan cientos de mujeres cada día. Actualmente, la cultura de la muerte tiene una fuerte presencia entre las nuevas generaciones, presentando al aborto como una solución rápida y viable en la que la vida de un bebé se percibe como un obstáculo, y esto no puede seguir así. La vida tiene un valor inmenso y siempre vale la pena vivirla”, afirmó Ana Correa, quien está al frente de la Pastoral de la Vida en la Arquidiócesis de México y es líder del grupo Mujeres en Acción (Muac).
Por otro lado, en esta misma línea se encuentra el grupo de voluntarios “Pasos por la Vida”, que desde 2011 convoca a la defensa de la vida a través de marchas y manifestaciones, con el objetivo de reposicionar el concepto de la maternidad. De igual manera, el grupo de oración y ayuno “40 Días por la Vida” ha canalizado a cientos de jóvenes hacia estas casas de apoyo, ya que su carisma de orar frente a los abortorios les ha permitido rescatar a muchas madres jóvenes. Por otro lado, está la “Red Familia”, una institución que desde hace más de 23 años trabaja por el bienestar de las familias mexicanas. Con una red de más de 1,120 instituciones en todo el país, ayudan cada año a más de un millón de personas a resolver diversas problemáticas que afectan a sus núcleos familiares.
La misericordia es para todos
En este contexto, es importante recordar la cita bíblica en la que Jesús dijo: “La cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos”. Y es que, ante lo urgencia de trabajar por el don y derecho a la vida, el Papa Francisco invita a reflexionar sobre la sacralidad de la vida humana, señalando: “No olvidemos nunca todos los ataques a la sacralidad de la vida humana. Abortar es un atentado contra la vida. Amar la vida es siempre cuidar a los demás, querer su bien, cultivar y respetar su dignidad trascendente”.
Bajo este llamado, diversas iniciativas continúan sumándose. Un ejemplo destacado es el de la Diócesis de Saltillo, que ha dado un paso significativo en el apoyo integral a mujeres embarazadas “Casa Esperanza de Belén”. Este albergue tiene como objetivo ofrecer un espacio seguro y digno a futuras madres que enfrenten dificultades durante su embarazo. Además de proporcionar refugio, la Casa Esperanza de Belén ofrecerá acompañamiento psicológico, espiritual, jurídico y capacitación laboral para que las beneficiarias puedan reintegrarse al mercado laboral una vez que finalice su estadía. El sacerdote Vicente Eliamar Vega Carrales, responsable del proyecto, destacó que este esfuerzo no es solo religioso, sino profundamente humano, poniendo en práctica valores de empatía, solidaridad y apoyo mutuo.
Ayuda a dar vida
En este inicio de año, no olvidemos practicar la caridad. Estos proyectos necesitan de tu apoyo para seguir llevando sonrisas, esperanza y, sobre todo, vida. En particular, la “Casa Esperanza de Belén” que está a punto de nacer, por lo que requiere de nuestra solidaridad. Puedes ponerte en contacto al teléfono celular 844 159 84 77 o seguir las redes sociales de @DiocesisdeSaltillo para obtener más información.
Por su parte, Ana Correa hace un llamado, destacando que “en este tiempo de materialismo y hedonismo, debemos ser custodios de la vida, esa que Dios nos ha dado con una misión especial. Hoy podemos aportar desde lo que tenemos: leche, pañales, alimentos, pero también con nuestro tiempo y nuestras habilidades. Si eres enfermera, maestro, chef, todo eso po nlo al servicio”. Además, invita a visitar el sitio web vidaquedavida.com, donde podrás conocer el trabajo que realizan estas casas hogar, muchas de los cuales son dirigidas por monjas al servicio de quienes más lo necesitan, pero que a menudo pasan desapercibidas.
EL NUEVO PROYECTO
El albergue más reciente es la “Casa Esperanza de Belén”
¿Que ofrecerá?
Hospedaje y alimentación gratuitos.
Consultas médicas y ginecológicas.
Acompañamiento psicológico y espiritual.
Asesoría legal para reclamaciones como pensiones alimenticias.
Capacitación para el trabajo en colaboración con empresas locales.
Primera etapa:
Se habilitarán tres habitaciones, aunque la meta es acondicionar nueve recámaras con una capacidad total para albergar hasta 12 mujeres y sus bebés.
¿Qué se necesita para hacer realidad este proyecto?
Para acondicionar el espacio y poner en marcha la primera etapa, se requiere una inversión aproximada de 150 mil a 200 mil pesos. Las obras incluyen reparaciones de puertas, ventanas, sistemas eléctricos e hidráulicos, y la compra de mobiliario esencial como camas y electrodomésticos.
Artículos que se necesitan:
Ropa para mujeres y bebés.
Muebles y electrodomésticos como camas, cafeteras y cobijas.
Servicios de mano de obra para rehabilitación.
Aportaciones
Las aportaciones pueden realizarse a través del teléfono 844 159 8477 o en las redes sociales de la Pastoral de la Vida.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 5 de enero de 2025 No. 1539