Por Miriam Apolinar

•África: el epicentro de la violencia

La situación de los cristianos en África ha empeorado drásticamente, siendo la militancia islamista la principal causa de preocupación. Regiones como Burkina Faso y Mozambique enfrentan ataques constantes que han obligado al desplazamiento de comunidades enteras. En Burkina Faso, uno de cada diez residentes se ha visto forzado a abandonar su hogar debido a la persecución religiosa.

En Nigeria, la violencia alcanza niveles alarmantes. Un ejemplo trágico fue el ataque en la iglesia de San Francisco Javier, en Owo, durante la misa de Pentecostés de 2022, donde murieron 41 personas y más de 70 resultaron heridas. Los cristianos en este país enfrentan secuestros y asesinatos sistemáticos, reflejando el peligro extremo al que están expuestos.

Además del extremismo religioso, otros factores alimentan esta violencia: Conflictos sectarios y étnicos, disputas por las tierras y la escasez de recursos, debilidad de los gobiernos nacionales, movimientos separatistas, alianzas entre redes yihadistas transnacionales y bandas criminales. Por ejemplo, En Eritrea, el régimen autoritario del Estado lidera la represión religiosa en África. El gobierno limita las actividades de las iglesias y encarcela, sin juicio y en condiciones inhumanas, a miembros de grupos religiosos no autorizados, siendo el mayor violador de la libertad religiosa en el continente.

•Asia: autoritarismo y discriminación

En Asia, el autoritarismo estatal intensifica la opresión contra las minorías religiosas:

Corea del Norte es el país más hostil para practicar una religión, donde los creyentes enfrentan castigos severos y, según estimaciones, más de 10 mil personas están encarceladas por sus creencias. En China, el gobierno percibe el cristianismo como una influencia extranjera perjudicial. Los miembros del clero deben jurar lealtad al Partido Comunista y oponerse a las actividades religiosas consideradas ilegales.

En India, las leyes anti-conversión han provocado la detención de más de 850 personas, además de ataques violentos, como el incendio de una sala de oración en Karnataka.

En Pakistán, han aumentado los secuestros y matrimonios forzados de niñas cristianas, una práctica que también afecta a mujeres hindúes y sijes.

La represión, la discriminación y la persecución son una constante en toda la región, impulsadas por regímenes que buscan controlar las prácticas religiosas y limitar las libertades fundamentales.

• Medio Oriente: resiliencia en medio de la adversidad

En Irak, la población cristiana ha disminuido drásticamente desde la ocupación del Estado Islámico, quedando menos de 200 mil cristianos, apenas el 0.46 % de la población total. Aunque algunas comunidades han logrado reconstruir sus vidas, la emigración masiva amenaza con extinguir una presencia cristiana histórica que data de los tiempos de Cristo, señaló Monseñor Warda.

En Irán, el cierre de iglesias y la falta de permisos para construir nuevos templos, ha llevado a la expansión de capillas en los hogares (casas de oración). Actualmente, solo los cristianos armenios y asirios tienen acceso a las iglesias oficiales. En Egipto, aunque ha habido algunas mejoras para la comunidad cristiana, persisten problemas graves, como los secuestros, las conversiones forzadas y los matrimonios forzados de mujeres y niñas cristianas coptas.

• América Latina: el caso de Nicaragua

Por primera vez, Nicaragua figura en el informe debido a la extrema represión estatal contra los cristianos. Durante el periodo de estudio, se documentaron detenciones, la expulsión masiva de clérigos —incluyendo a toda la nunciatura apostólica— y la confiscación de propiedades eclesiásticas, reflejando cómo el autoritarismo también impacta a las comunidades cristianas en la región.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 12 de enero de 2025 No. 1540

 


 

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