Por P. Fernando Pascual

La prensa puede prestar un buen servicio a la hora de informar sobre el número de personas que participan en una manifestación. O puede convertirse en cómplice de una mentira cuando divulga cifras falsas sobre los manifestantes.

Hará un buen servicio si desconfía sanamente de lo que dicen los organizadores, que frecuentemente dan cifras infladas, a veces con una clara intención de mentir para engañar a la opinión pública.

Hará un buen servicio si cuenta con métodos adecuados para contabilizar a los participantes en las manifestaciones, de forma que no dependa de lo que dicen quienes están interesados en dar cifras más altas (o más bajas) de la realidad.

Hará un buen servicio si no tiene miedo a señalar mentiras y desinformaciones que unos y otros suelen hacer cuando ya ha terminado una manifestación.

Hará un buen servicio si, al menos, reporta los datos que le llegan de diversas fuentes con un sano distanciamiento, al indicar a los lectores u oyentes quién da una cifra y quién da una cifra diferente.

En cambio, la prensa hace un pésimo servicio informativo cuando reproduce, sin un mínimo sentido crítico, lo que digan unos u otros sobre el número de participantes.

Hará un pésimo servicio si llega al extremo, cuando le faltan datos, de inventarse una cifra según los intereses del periodista (o de la empresa “informativa” para la que trabaja).

Hará un pésimo servicio si repite una y otra vez una cifra sin cuestionarla cuando lo merece, sobre todo si tal cifra proviene de una única fuente (normalmente los organizadores de cada manifestación).

El mundo está lleno de mentiras y de desinformaciones, muchas de ellas repetidas de modo sorprendentemente acrítico por importantes agencias de noticias y por medios de comunicación que cuentan con una amplia audiencia de lectores y oyentes.

Frente a tantas mentiras, será posible un periodismo nuevo y serio cuando, en el tema de las manifestaciones, se cree una cultura informativa que permita alcanzar, en la medida de lo posible, un buen conocimiento sobre el número real (aunque sea aproximado) de participantes en cada una de ellas.

 
Imagen de Broadmark en Pixabay


 

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