Por Nelly Sosa – elarbolmenta.com

El 2024 fue mi año de enamorarme profundamente de la palabra de Dios. El Señor me dio la fuerza de voluntad para seguir adelante con “La Biblia en un Año” (en mi caso en 2 años) que estoy a unos días de concluir y también hice el estudio de la Biblia Passionate Discipleship de Walking With Purpose donde aprendí demasiado y conocí a inspiradoras mujeres.

¡Ha sido un gozo tan grande el encontrar a Dios y encontrarme a mí, a mis batallas en las Sagradas Escrituras!

Definitivamente mi santo del año fue san Pablo. Al leer sus cartas he llorado con él, he reído con él, he sentido su dolor al ver que sus esfuerzos por llevar a Dios a algunos de sus hermanos no daban resultado.

Tuve también varios temas de salud que me sacudieron, que me pusieron en frente la tentación de pensar “¿y si mi vida llegara hasta aquí y nada más?”, “¿seguiría amando y alabando a Dios como hoy lo hago?” Pero de su mano y a fuerza de mucha oración, ejercitando el desprendimiento, el rendirme a su voluntad, pude salir adelante y bendito sea el Señor, todo quedó en susto y nada más.

Otra experiencia fuerte del 2024. Desde hace tiempo mi esposo y yo hemos estado orando por nuestros hermanos migrantes, pero este año el Señor nos mostró su rostro en tres familias latinoamericanas y vivimos muy de cerca sus dificultades, sus miedos, sus necesidades. Nuestra vida nunca será igual después de conocerlos. Muy fuerte. Nos han roto el corazón y al mismo tiempo lo han remendado.

Sobre la Adoración Eucarística… Mi corazón es ya completamente dependiente de esos miércoles preciosos frente al Amor. De verdad que no funciono sin esos miércoles y la misa de los viernes. Jesús es quien hace todo en mi corazón.

A nivel Homeschool me sentí súper arropada por Nuestra Madre María. Yo le pedí a inicios de año que fuera mi educadora y vaya que se hizo presente. Nos unimos a Fecundus Education y encontramos una comunidad maravillosa de familias que nos acogió y muchas respuestas a nuestras preguntas de educación para niños con altas capacidades.

A nivel local una amiga propuso reunirnos una vez al mes en diferentes casas para rezar la Coronilla de la Divina Misericordia con nuestros niños y esto también ha sido una bendición (¡se los recomiendo!).

No tengo cómo agradecer a mi Padre Dios por un año tan lleno de matices, pero donde me sentí tan cerca de su amorosa presencia en lo dulce y en lo amargo. En las oraciones que hice y en las que mi familia y amigos hicieron por mí.

Me siento tan bendecida por el don de la fe, por la esperanza en este año de Jubileo que iniciamos. Le pido a Dios que perseveremos todos en su Amor a través de los sacramentos y de su palabra, que no deje de llamarnos, de abrazarnos y de hacernos dóciles como nuestra Madre Santísima, que seguramente estará intercediendo por nosotros.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 12 de enero de 2025 No. 1540

 


 

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