Por Julieta Appendini – ACN

Un día como hoy 10 de febrero, pero de 1928, nuestro país vio nacer al primer mártir y santo mexicano. Se trata de San José Sánchez del Río, un niño de tan solo 14 años que fue torturado y asesinado durante la guerra cristera en México.

Originario de Sahuayo, Michoacán, Joselito se unió a su corta edad al movimiento alzado a favor de los derechos de los fieles cristianos, quienes eran perseguidos por el Gobierno Federal del expresidente Plutarco Elías Calles. Su valentía estaba a la altura de su gran devoción por Cristo Rey y la Virgen María de Guadalupe.

Sus padres, Macario Sánchez y María del Río, estaban preocupados por esta decisión, pues San Joselito era tan solo un niño. Sin embargo, él les respondió “Nunca fue tan fácil ganarse el cielo, y no quisiera perder la ocasión”.

Fue arrestado el 05 de febrero durante un combate entre cristeros y federales en el municipio de Cotija, Michoacán. Ya como prisionero escribió las últimas cartas dirigidas a su “querida mamá”, como él le decía, y a una de sus tías más cercanas.

Cinco días después, San Joselito fue llevado al cuartel y torturado por los federales. Comenzaron desollando las plantas de sus pies y obligándolo a caminar descalzo, pensando que el niño se retractaría, pero no lo hizo.

A las 11 de la noche lo llevaron al cementerio y una vez más acribillaron su cuerpo a puñaladas, sin embargo, él no dudó ni un momento en renunciar a su fe. Unos instantes antes de dispararle, el valiente niño gritó sus últimas palabras: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva María Santísima de Guadalupe!

Que su ejemplo nos inspire a ser siempre fieles a nuestros principios y a nunca temer dar testimonio de nuestra creencia en Cristo. ¡Qué la paz de Cristo Rey y la intercesión de San José Sánchez del Río nos acompañen siempre!

 


 

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