Nos unimos a todos los católicos y personas de fe de todo el mundo para lamentar la muerte de nuestro Santo Padre, el Papa Francisco.
El Papa Francisco fue un poderoso testigo de la caridad y la fraternidad, que nos instó a llegar a los marginados de la sociedad y a servir a quienes, con demasiada frecuencia son olvidados.
Él también fue un amigo de los Caballeros de Colón y un defensor de nuestra misión. En numerosas ocasiones, el Santo Padre expresó su gratitud por todo lo que hacen los Caballeros. Alentó continuamente nuestro trabajo caritativo y nuestros esfuerzos por promover la dignidad de la vida humana frente a lo que a menudo llamaba la «cultura del descarte». Él expresó también su apoyo por nuestros esfuerzos de retarnos mutuamente a ser mejores esposos y mejores padres, y de asumir nuestra responsabilidad de participar activamente en la misión evangelizadora de la Iglesia.
He tenido la bendición de reunirme con el Santo Padre en varias ocasiones, la más reciente en diciembre, cuando le informé sobre nuestro trabajo caritativo, nuestro apoyo a las vocaciones, el crecimiento de nuestra iniciativa de formación en la fe para hombres católicos, Cor, y nuestra devoción al Sagrado Corazón. En todas nuestras reuniones, siempre me conmovió su fe y su estímulo, y consideré una gran bendición el poder representarlos a ustedes y a nuestra Orden ante el Vicario de Cristo.
El Papa Francisco también fue el Pontífice que aprobó un milagro atribuido a la intercesión de nuestro Fundador, abriendo la puerta a la beatificación del Padre McGivney el 31 de octubre de 2020.
Tanto el Papa Francisco como el Beato Michael McGivney compartían una pasión por los marginados y animaban a quienes los rodeaban a decir presente y servir.
Mientras lamentamos la pérdida del Papa Francisco y continuamos rezando por él y por la Iglesia, renovamos nuestro compromiso de seguir su ejemplo y servir a los más necesitados.
Concédele, Señor, el descanso eterno y brille para él la luz perpetua.
¡Vivat Jesús!
Patrick E. Kelly
Caballero Supremo