Por Jaime Septién
José Martín García Sanjinés (Tampico, 1959) vive y trabaja en Madrid. Es consultor independiente en las materias de aduanas, facilitación del comercio, seguridad fronteriza y administración tributaria. Participa en proyectos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) en Argentina, Barbados, Belice, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá y Paraguay. Asimismo, es miembro del equipo de consultores del FMI que prepara propuestas a las administraciones aduaneras africanas para la implementación del Acuerdo Continental del Área de Libre Comercio de África (African Continental Free Trade Area – AfCFTA). Durante más de 26 años fue el representante de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México ante el gobierno de Estados Unidos en la Embajada de México en Washington.
-¿Qué implicaciones tiene para la economía mexicana y el ciudadano de a pie una agresiva política de aranceles como la que está imponiendo la administración Trump?
Las implicaciones pueden ser muy serias y profundas, tanto en lo económico como en lo social. Cada año, México exporta a Estados Unidos un poco más de 450 mil millones de dólares. En general, la mitad de esa cantidad, más o menos, son mercancías que cumplen los requisitos establecidos en el Tratado México –Estados Unidos– Canadá, el TMEC, que continuarán entrando al mercado estadounidense con un arancel del 0%.
Sin embargo, la otra mitad estarán sujetas a un arancel del 25% (excepto los productos del sector energía que pagarán un arancel del 10%). Por otra parte, el presidente Trump anunció que esta tasa del 25% podrá bajar al 12% si México cumple con sus compromisos de combate al tráfico de fentanilo y la inmigración ilegal. Estas medidas pueden interpretarse como violatorias del TMEC.
–¿Podemos esperar problemas serios para las empresas exportadoras?
Tomando en cuenta que nuestras exportaciones representan una tercera parte de nuestro PIB, es decir, de todo lo que producimos, y que más del 80% de todo lo que exportamos lo enviamos a Estados Unidos, podemos imaginar que los efectos de esas medidas pueden ser muy serios para la economía en general y devastadores para muchas de nuestras empresas exportadoras, particularmente para las que exportan a ese país mercancías que no califican conforme al TMEC.
Es de esperar que el consumo de estas mercancías se reducirá y que muchas empresas americanas, para mantenerse en el mercado, buscarán comprar productos similares, pero de otros países, es decir, de países a los que la administración Trump les imponga aranceles más bajos y mantengan precios competitivos.
Así, esto puede resultar en empresas exportadoras mexicanas que se verán forzadas a cerrar sus puertas o reducir su producción, por lo que se perderían empleos que sería muy difícil recuperar en el corto plazo. No olvidemos que nos ha costado mucho esfuerzo y muchos años construir nuestra moderna plataforma industrial, con trabajadores altamente capacitados, que nos ha permitido ubicarnos entre los diez países más exportadores del mundo.
–Sin duda esa política también tendrá efectos para la economía de Estados Unidos y el ciudadano de a pie en ese país, ¿no es así?
El efecto inmediato en la economía de Estados Unidos será un aumento generalizado de precios, no solo de los productos sobre los que aplica aranceles de manera directa, que son prácticamente todos, sino también de productos que contengan materias primas importadas para su elaboración.
Por ejemplo, todos los productos que contengan acero o aluminio importado, sobre los que el gobierno estadounidense aplica un arancel del 25%. Así, el consumidor americano terminará pagando más por productos que normalmente utiliza o consume, o tomará la decisión de comprar otros a menor precio, o simplemente decidirá no comprarlos. Todo esto hará que las empresas americanas que hoy compran nuestros productos sean menos competitivas y algunas de ellas también se verán forzadas a cerrar sus puertas o a reducir su producción o comercio.
-¿Pueden esos efectos reflejarse también sobre la economía mexicana?
En efecto, esto puede tener efectos sobre la economía y las familias mexicanas. Por ejemplo, los trabajadores de origen mexicano que hoy son empleados de empresas americanas afectadas podrían perder su empleo y suspenderían el envío de dinero que remiten normalmente a sus familiares en México; sus remesas. Recordemos lo que ocurrió durante la pandemia, cuando miles de trabajadores de origen mexicano, principalmente de la industria de la construcción, perdieron su empleo en Estados Unidos. Suspendieron sus remesas o tuvieron que regresar a México.
–¿Qué puede hacer el gobierno de México frente a ese tipo de política?
Para responder a tu pregunta es imperativo advertir que este tipo de política no solo es errónea y que no contribuye al objetivo que persigue la administración Trump (atraer la producción industrial de empresas americanas y otras a suelo estadounidense), sino que también esa administración la ha manejado muy mal. El primer efecto de este cambio de rumbo y de tan mala conducción ha sido la generación de una enorme incertidumbre que no habíamos visto en décadas. ¿Quién arriesgaría su capital en una empresa que busca ubicarse en México para exportar a Estados Unidos si no se puede dar por hecho que el tratado comercial entre estos dos países será aplicado tal y como se negoció? Lo primero que debe buscar el gobierno mexicano es generar certidumbre, en todos sentidos.
-¿Qué quieres decir con esto?
Pues que, para empezar, su respuesta a las medidas que adopte la administración Trump debe fundamentarla, siempre, en lo dispuesto en el tratado comercial que mantenemos con Estados Unidos, el TMEC. El tratado proporciona una caja de herramientas muy útiles para defender nuestros intereses, incluyendo medidas para sancionar a Estados Unidos y compensar los daños a nuestra economía. En el pasado, durante la vigencia del TLCAN, nos vimos obligados a utilizar herramientas similares que resultaron exitosas. El gobierno mexicano debe enviar así un mensaje de que es confiable, de que se sujeta a lo que firma, a lo que se compromete.
–¿Y qué puede hacer con el mercado interno?
Crear un marco confiable y atractivo para la inversión en México. Decisiones como la desaparición de organismos autónomos, las restricciones de facto a la inversión en el sector de energía y la reforma al Poder Judicial, no solo debilitan nuestro estado de derecho y ahuyentan la inversión, sino que también pueden interpretarse como medidas violatorias del TMEC, tanto como las de la administración Trump, y por tanto generadoras de incertidumbre. No olvidemos que en 2026 el TMEC será sometido a revisión. Por ello, asumamos, desde ahora, que Estados Unidos pondrá estas medidas en la mesa de negociación.
–¿Hay alguna acción en el corto plazo que deba emprender el gobierno de Sheinbaum?
Considero que lo mejor que puede hacer el gobierno mexicano en los próximos meses es crear una estrategia cuyo principal objetivo sea generar y mantener certidumbre. Para ello, debe estar dispuesto a cambiar en lo interno algunas medidas recientes y así exigir a Estados Unidos el cumplimiento cabal de lo que se firme. Es muy importante tener presente que, el hecho de que la administración Trump ha elevado sus aranceles a prácticamente todos los países del mundo, esto puede generar un apetito especial por acceder a los beneficios del TMEC.
–Es decir…
… Es decir que muchas empresas de todo el mundo pueden decidir trasladar su producción a México y cumplir los requisitos del TMEC para evitar así los aranceles impuestos por la administración Trump al país en donde actualmente se encuentran. Pero, para que esto ocurra, es indispensable que el gobierno mexicano genere certidumbre jurídica.
–¿Debe el gobierno mexicano ceder a las presiones de Estados Unidos sobre el combate al narcotráfico y para detener la inmigración indocumentada?
El gobierno mexicano debe combatir al crimen organizado en todas sus manifestaciones e impedir que personas que no cumplen las leyes mexicanas ingresen al territorio nacional. Lo debe hacer siempre, sin que exista presión de Estados Unidos. Así de simple. Si esto, además, contribuye a mantener una mejor relación con Estados Unidos, pues qué mejor.
–¿Qué pueden hacer las empresas y los empresarios mexicanos?
México mantiene una red de tratados comerciales como ningún otro país en el mundo. Mediante estos tratados, los productos de nuestras empresas pueden ingresar a los principales mercados europeos, asiáticos y latinoamericanos con tasas arancelarias preferenciales. Algunas de nuestras empresas aprovechan esos beneficios. Sin embargo, son muy pocas las que lo hacen. Podemos mitigar la crisis de incertidumbre que estamos viviendo mediante la diversificación de los mercados a los que dirigimos nuestros productos. Las puertas están abiertas y las oportunidades cada día son mayores. Por ejemplo, para algunas empresas el comercio electrónico puede ser un primer paso.
–¿Cuáles crees que pueden ser los efectos de estas medidas a nivel mundial?
Te respondo con una anécdota muy simple. Hace tan solo unos días asistí a la EXPO ANTAD, en Guadalajara. Pude comprobar el gran interés de cientos de empresas extranjeras de todos los continentes en el mercado mexicano, así como la amabilidad, el entusiasmo y la profesionalidad de los representantes de las empresas participantes que atendían a clientes y proveedores potenciales de todo el mundo. Disfruté mucho esas pocas horas que estuve ahí, observando a tanta gente ilusionada con el inicio de una nueva relación comercial.
Al regresar a mi hotel, reflexioné sobre lo que había visto y sentido, sobre el ánimo de miles de personas en hacer negocios nuevos, en presumir sus productos, en expandir sus horizontes, en los millones de empleos que todas esas empresas generan. No pude dejar de pensar en los peligros que se avecinan al ver que nuestro mundo gira por completo a uno muy diferente, de economías proteccionistas. Los millones de sueños que se desvanecerán, los millones de empleos que se podrán perder, las oportunidades de innovación, de ideas nuevas, que no prosperarán.
–Es el retorno de un nacionalismo chabacano y de una recuperación de la ley de la selva, ¿no te parece?
Tenemos que actuar frente al enorme daño que las medidas proteccionistas podrán causar a la economía mundial, pero concretamente a la sociedad, a generaciones futuras. Y cuando digo medidas proteccionistas no solo me refiero a las de la administración Trump, sino a todas, de todos los países, incluyendo las que se han tomado en México.
–¿Hay esperanza?
Al terminar mi reflexión en el hotel de Guadalajara, me quedé con un deseo: cuánto me gustaría ver algún día a muchos presidentes caminar por los pasillos de una feria como la EXPO ANTAD, platicando con los empleados de las empresas de todo el mundo que buscan clientes y proveedores también de todo el mundo; percibiendo, como me pasó a mí, el esfuerzo, entusiasmo y deseo de superación de todos ellos y de sus familias. Tal vez algo así los haría reflexionar a ellos también sobre la importancia de generar certidumbre, de crear el marco idóneo para que todos esos negocios, y miles más, prosperen y para que las generaciones futuras prosperen aún más.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 13 de abril de 2025 No. 1553