Desde sus primeros años, Prevost estuvo inmerso en la vida religiosa de Santa María de la Asunción, la iglesia local donde su familia tuvo un papel activo.
Su madre, Mildred Martínez Prevost, trabajó como bibliotecaria y organizadora de actividades parroquiales, mientras que su padre, Louis Prevost, se desempeñó como docente y director en el distrito escolar de Glenwood, además de haber sido veterano de la Segunda Guerra Mundial.
Prevost y sus hermanos participaron desde pequeños en las misas, el coro y las colectas, en un barrio que por entonces mantenía una fuerte vida comunitaria arraigada en las tradiciones católicas.
Los feligreses de la época recuerdan a Prevost como un monaguillo puntual, respetuoso y comprometido, que no solo asistía a misa, sino que colaboraba en las colectas y en la organización de actividades sociales de la iglesia.
La vocación religiosa de Prevost se manifestó desde la adolescencia y su familia fue clave en ese proceso.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 18 de mayo de 2025 No. 1558