Por Miriam Apolinar

Lazos muy estrechos unen al narcotráfico con la violencia y el comercio de armas; quienes se incorporan a él arriesgan su vida y la de su familia. Casi a diario sabemos de asesinatos; a tal grado que esta situación de violencia se ha convertido en habitual en algunas poblaciones y regiones del país”.

La Conferencia del Episcopado Mexicano y el narcotráfico

México enfrenta una ola de violencia sin precedentes, y la Iglesia no ha quedado exenta. Nuestro país encabeza la lista en América Latina con el mayor número de sacerdotes católicos asesinados, según el Centro Católico Multimedial son más de 80 crímenes que permanecen impunes y han sido ignorados por las autoridades. Pese a la gravedad, esta violencia religiosa ha sido silenciada tanto en el ámbito social como político durante las últimas tres décadas, periodo en el que los ataques contra ministros de culto se han incrementado de forma alarmante. Así lo revelaron especialistas durante el Seminario sobre Violencia y Paz, donde se visibilizó una problemática que por años ha sido minimizada.

Bajo el lema “Sotanas: sangre y silencio. Violencia hacia el personal de la Iglesia católica en México” dicha mesa de analisis realizada el 9 de abril en El Colegio de México, informó que este “neomartirio” evidencia la profunda fractura social que atraviesa el país, así como la pérdida de valores fundamentales. La violencia, el crimen organizado, la indiferencia, la polarización, el rencor e incluso el odio se han vuelto parte de la vida cotidiana, superando principios que antes regían la convivencia social.

“Desde hace 30 años, México se ha mantenido como el país más peligroso del mundo, seguido por Colombia, Brasil, Guatemala, Venezuela, El Salvador y Argentina para ejercer el ministerio sacerdotal. De 1990 al 2024 han sido asesinados, un cardenal, 59 sacerdotes, 1 diácono, 4 religiosos, 9 laicos y una periodista católica, así como 2 sacerdotes desaparecidos. Números que forman parte de los cerca de 95 hechos violentos contra miembros e instalaciones de la Iglesia Católica en los últimos años. Esta es una tragedia silenciosa que no puede seguir siendo ignorada”, afirmó el padre Omar Sotelo, director del Centro Católico Multimedial, organismo informativo que ha evidenciado esta problemática a nivel nacional.

También destacó que los recientes asesinatos de ministros de culto evidencian la creciente incomodidad que provocan estos “artesanos de paz” en comunidades donde, en muchos casos, el poder ha sido usurpado por grupos criminales.

“Muchos sacerdotes no pueden hablar ni expresar lo que viven. En estados como Guerrero, Veracruz y Michoacán, me han pedido que sea su voz, que no calle lo que a ellos se les impide decir de forma agresiva: ¡nos gobierna el narcotráfico!, han sido sus súplicas para seguir en la lucha”, denunció el también periodista.

Además, Sotelo aseguró que en México se registran, en promedio, 26 agresiones a templos cada semana, así como extorsiones diarias a los clérigos. También señaló que los asesinatos de sacerdotes presentan características particulares, como la extorsión, el secuestro, la tortura y, finalmente, la ejecución. En cuanto a las extorsiones, el número de casos reportados no ha aumentado de forma significativa, pero se mantiene de manera constante.

Cabe señalar que entre 1993 y 1999, la profanación de recintos sagrados refiere un 2 por ciento por año; es decir, 4 recintos profanados por semana. De 2000 a 2006, la cifra incrementó al 4 por ciento equivalente a ocho templos agraviados semanalmente. De 2007 a 2024, creció al 12 por ciento, correspondiente a 26 iglesias agraviadas, es decir, un aumento de alrededor de 600% en casi dos décadas.

“El asesinato de sacerdotes jesuitas en México cobró visibilidad con los casos del Padre Javier Campos “El Gallo” y de Joaquín César Mora “El Morita”, pero detrás de ellos hay una larga y dolorosa lista de hombres que, entregados a su ministerio, fueron asesinados”, lamentó.

Cabe resaltar que de acuerdo con el reporte 2024 del Centro Católico Multimedial, estos son los estados con mayor número de asesinatos contra sacerdotes: Guerrero, Chihuahua, Michoacán, Jalisco, Estado de México, Veracruz, Puebla, Tamaulipas y Guanajuato.

En el reporte 2024 del Centro Católico Multimedial se hizo un recuento de los 95 atentados desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, donde se reportaron 4 asesinatos de sacerdotes; con Ernesto Zedillo, fueron 3; con Vicente Fox se registraron los asesinatos de 4 sacerdotes y un diácono; con Felipe Calderón hubo 25 casos; con Enrique Peña Nieto se reportaron 33 asesinatos; mientras que durante la gestión de Andrés Manuel López Obrador fueron 25 asesinatos.

Mártires contemporáneos

Ante interrogantes como ¿Porqué el crimen organizado asesina a sacerdotes? ¿México es un narco estado? ¿Hasta dónde llegan los límites del crimen organizado?, el académico e investigador Yves Solís Nicot dijo que la escalada de violencia es, en efecto, un reflejo de la descomposición social que sucede desde hace décadas, además de una consecuencia de la guerra que el expresidente Felipe Calderón declaró al narcotráfico en 2006. Ese hecho, según la investigación, rompió el statu quo y el equilibrio de poder entre el gobierno y los líderes de los principales cárteles. Todo derivó en una lucha entre las distintas fuerzas por el control del tráfico de drogas que tuvo como resultado la conversión de México en una completa zona de conflicto y guerra entre criminales.

De acuerdo con el análisis cuantitativo de este trabajo, a pesar de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador terminó como el más violento y sangriento de la historia de México, durante su mandato sólo fueron asesinados 15 sacerdotes. El ranking de la vergüenza lo lidera el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018) con 32 homicidios a personal católico. Después está el de Felipe Calderón (2006-2012) con 25. Le siguen Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas de Gortari con seis, cuatro y tres asesinatos a sacerdotes católicos respectivamente.

Por su parte, Mauricio Hernández, periodista y académico del ITAM, advirtió que hablar de violencia en México es un tema profundamente complejo. Desde una perspectiva sociocultural, explicó que se trata de un fenómeno heterogéneo con múltiples expresiones y dimensiones. “Al final de cuentas, esta violencia representa una ruptura de las normas que sostienen nuestra convivencia”, señaló. Añadió que la violencia se fortalece cuando el Estado es débil, y en ese vacío de poder, es el crimen organizado quien asume el control.

“En 2018 se registró el año más letal para el sacerdocio en México: fueron asesinados ocho sacerdotes. Es la cifra más alta en las tres décadas que abarca el estudio, además no solo la iglesia católica ha sido víctima sino comunidades judías y algunos casos de grupos de cristianos protestantes”, señaló Mauricio Hernández.

Patrones y desigualdad territorial

Otra de las aristas en el análisis de la violencia es que no siempre los territorios controlados por el crimen organizado coinciden con aquellos donde se agrede al personal religioso. Un ejemplo es Sinaloa, donde, a pesar de la presencia del narcotráfico, no se han registrado asesinatos de sacerdotes ni de agentes de pastoral. En contraste, Guerrero es considerado el estado más peligroso para el sacerdocio, con altos niveles de violencia en las diócesis de Chilpancingo-Chilapa y Ciudad Altamirano. A esta lista se suman otras zonas críticas como el norte y occidente de Michoacán, especialmente las regiones colindantes con Jalisco. En Veracruz, destaca el caso de la diócesis de Tuxpan, también marcada por agresiones. Estos patrones permiten focalizar geográficamente los espacios más afectados y comenzar a entender qué está ocurriendo en esas regiones.

Desacralización y pérdida de respeto

Por su parte, Débora Sánchez Guajardo, investigadora independiente, analizó la evolución del ejercicio del ministerio sacerdotal en los últimos 50 años, destacando cómo este ha dejado de estar rodeado de un aura de sacralidad. Señaló que, en el contexto actual de violencia endémica, ya no se respeta ni siquiera la vida de los ministros de culto. “Antes, aunque hubiera violencia en una región o comunidad, los templos eran considerados espacios intocables; hoy, ese carácter sagrado se ha perdido, no solo para los sacerdotes católicos, sino también para otras comunidades religiosas”, subrayó.

Como parte de las conclusiones de la mesa de análisis, Karen Castillo, directora del IMDOSOC, advirtió sobre el proceso de desacralización que vive actualmente el país. Aunque la mayoría de la población mexicana se identifica como católica, esto no implica que exista un verdadero sentido religioso o respeto hacia las figuras pastorales. “Hoy en día ya no hay una percepción de infalibilidad hacia los líderes religiosos; su autoridad es constantemente cuestionada dentro de las propias comunidades”, señaló.

Llamado a la paz y la reconciliación

Como parte del llamado de este encuentro, se subrayó la urgencia de apostar por el perdón como camino hacia la sanación y la reconstrucción del tejido social. “Es necesario referirse desde la paz para enfrentar la violencia”, concluyeron los participantes, dejando claro que solo desde el reconocimiento, la justicia y la reconciliación será posible disminuir esta espiral de agresiones que también ha alcanzado a la comunidad religiosa.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 20 de abril de 2025 No. 1554

 


 

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