Por Cecilia Galatolo
Seguir una dieta digital quiere decir sustancialmente tener una relación sana, serena y sostenible con los instrumentos tecnológicos que utilizamos a diario, sin excesos y desequilibrios, evitando sumergirnos en un círculo vicioso en el que nuestros ritmos – y nuestros biorritmos – sean invadidos por el mundo digital de tal manera que se desnaturalicen. Se necesita mucho autocontrol. No es fácil para los adultos y mucho menos para los niños. ¿Por dónde empezar? Aquí tienes 5 consejos que te ayudarán a encontrar el camino.
❶. Compartir las experiencias mediáticas con los niños
Una primera sugerencia es compartir las experiencias mediáticas con los niños tanto como sea posible, desde ver caricaturas, a ver una película, desde un video en el celular hasta divertirse juntos con un juego interactivo; igual que hacemos con las comidas principales: son mejores cuando se comparten.
Esto nos ayudará a no experimentar la tecnología como una barrera en familia; al contrario, se convertirá en una experiencia que nos unirá.
Además, estar al lado de los más pequeños mientras disfrutan de los contenidos nos permitirá a los adultos ayudarles a tener espíritu crítico, a no “tragarse” pasivamente lo que ven, sino a reflexionar sobre los estímulos que reciben.
❷. No ver el momento de la película o las caricaturas como antídoto al aburrimiento
Encender la televisión o ver un video en el celular solo “por aburrimiento” es el mejor modo para aumentar el mismo aburrimiento. Los niños deben aprender a no usar la tecnología para “llenar un vacío”.
El aburrimiento se combate saliendo de uno mismo y saliendo de casa; mirando al horizonte y no al móvil; saliendo a conocer paisajes, viajando, divirtiéndose con los amigos, haciendo voluntariado, escuchando a quienes nos hablan, etc. La tecnología es una experiencia entre muchas otras, pero si se convierte en un “parche”, en una existencia plana, nos sentiremos aún más vacíos e insatisfechos.
Esto aplica para grandes y pequeños. La experiencia televisiva o la actividad en cualquier plataforma se convierte en una más, por derecho propio, en un día lleno de muchas otras cosas. Se permite la excepción a la regla sólo en caso de enfermedad.
❸. Del “fondo mediático” a la “experiencia mediática”
A menudo los niños sienten el impulso de dirigirse a la televisión o la tableta en el primer instante de “vacío” o de “aburrimiento”, por ejemplo, nada más terminar de comer, al terminar los deberes, etc. Sin embargo, si los consentimos, no les estamos ayudando a desarrollar su creatividad e imaginación.
Asimismo, cuando la televisión en casa se puede ver sin límites, asistimos a un fenómeno singular: los niños “la abandonan antes” y por supuesto no terminan de verla hasta el final. Esto se debe a que les hemos acostumbrado al “fondo mediático”, a la televisión como ruido de fondo, en lugar de vivir una experiencia mediática.
Resulta muy interesante observar lo siguiente: los niños sin una “dieta digital” buscan la televisión más que aquellos que la tienen, sin embargo, los primeros la abandonan rápido, le dan poca importancia o hacen otras cosas incluso estando encendida. Después de todo, ¿por qué van a aprovechar al máximo la oportunidad de ver la televisión si la tienen a su alcance siempre que quieran? Empezad a poner límites de tiempo, a fijar el número de episodios que pueden ver y descubriréis que disfrutan más.
❹. “O la ves o la apagamos”: lo que necesitan
Nunca es tarde para comenzar una dieta digital en casa y, sobre todo, no existen niños más o menos predispuestos, sino padres más o menos decididos a implantarla.
En primer lugar, es necesario no dejar a los niños el “control del mando a distancia”: necesitan que alguien les ponga límites. Establecer normas no significa ser un déspota, sino ofrecer a los niños un estilo de vida que ellos mismos por sí solos no son capaces de seguir.
“O juegas o ves la película. En nuestra casa la televisión solo estará encendida si la ves, si no, se hace otra cosa o se apaga”: estos límites les hacen comprender al niño que no se pueden hacer bien varias cosas al mismo tiempo. Es una cuestión de hábito y de formación del carácter. Los niños saldrán más que beneficiados. ¡Pruébalo para creer!
❺. Hablemos de lo que vemos
Cuando veáis una película, explicad a los niños los momentos que no han quedado claros, escuchad sus preguntas, cread un pequeño círculo de conversación: haciendo esto, toda la familia se verá involucrada en una misma actividad. Normalmente a los niños les cuesta concentrarse en una sola cosa durante mucho tiempo, por eso necesitan que un adulto les eche una mano, esté con ellos y ayude a los más pequeños a no tener una “indigestión televisiva”, sino a digerir el contenido que consumen. “Cuando encendemos la televisión la vemos juntos”: también esta es una regla de oro. Así los niños aprenderán a no distraerse y a seguir lo que ven con consciencia.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 1 de junio de 2025 No. 1560