Por P. Prisciliano Hernández Chávez, CORC.

Han existido y existirán diversas opiniones sobre Jesús, según las ópticas filosóficas, teológicas, religiosas, o simplemente de las opiniones generalizadas por el ambiente o las costumbres.

Ángelo Amato escribió una obra teológica extraordinaria y muy completa intitulada ‘Jesús el Señor’; en ésta nos ofrece un elenco de estas posturas (traducción del italiano de Mons. Demetrio Fernández González, BAC).

Así en el hinduismo, Swami Ranganathananda: ‘Para el que no es hindú es difícil comprender cómo nosotros que profesamos una religión diferente, podemos abrir nuestros corazones, con el mismo fervor, para recibir la inspiración de este gran hijo del hombre que es Jesús. El acercamiento de la India a la religión es experimental, no dogmática…’

Para Gandhi, impresionado por el ‘Sermón de la montaña’, consideraba que Jesús fue un mártir, la encarnación del sacrificio, un gran maestro de la humanidad.

Para el budismo, a Jesús se le considera entre los grandes sabios de Oriente, con Buda y Confucio. Se subraya su ejemplo y su moral.

Para el judaísmo, después de dos milenios de mutuas incomprensiones entre judíos y cristianos, después de la segunda guerra mundial, se ha dado un acercamiento; el pueblo judío recupera al Jesús de la Historia.

Martín Buber, -gran filósofo de la persona en cuanto tal: ‘Jesús es para mí el eterno hermano, no solo hermano en cuanto hombre, sino también mi hermano judío. Siento su mano fraterna, que me toma para que lo siga. No es la mano del mesías, esta mano que tienen señales de heridas. Indudablemente no es una mano divina sino una mano humana, en cuyas rayas está excavado el más profundo dolor.

Jesús en el Islam: En el Corán, es mencionado en 15 capítulos; se le considera un gran profeta del Islam, que nació de María Virgen, – por el poder de Dios, autor de milagros y maestro del monoteísmo. Es profeta santo, anterior a Mahoma. Pero no es Dios, porque Dios es lejano e inmutable y no puede encarnarse.

El Cristo de los filósofos, como Rousseau, Spinoza, Kant, Hegel, Feuerbach, Schelling, etc., revelan posturas subjetivas y racionalistas, solo la interpretan con la luz de la razón, aunque reconocen la excelencia humana de Jesucristo.

Un caso a tomar en cuenta es el de Baruch Spinoza, quien en su dicho sintetizador de su pensamiento monista y panteísta, -‘natura naturans, natura naturata’, la naturaleza que se hace naturaleza y la naturaleza hecha naturaleza, niega el valor de la Revelación, la divinidad de Cristo, porque además en el universo no existe ni la trascendencia, ni el pecado, ni el mal.

Por el contrario, existen otros filósofos que leen a Jesús en el ámbito de la razón y de la fe; reconocen en la fe un ámbito de mayor inteligencia y profundización del misterio, para valorar en la razón y la fe, las dos alas del espíritu humano según san Juan Pablo II, sobre Dios, Cristo y el hombre, como Pascal, Leibniz, Kierkegaard, Bergson, Blondel, E. Stein, S. Weil, Sciaca, Pareyson, Fabro…

Se podrían conocer otras opiniones en las corrientes marxistas, neo marxistas. Baste decir que su pretensión es una línea histórico-economicista, en defensa de los pobres, aunque se quedan en ideologías, negando el valor trascendente de toda persona humana individual.

Para la fe cristiana y católica, Jesús es el Mesías prometido en las Santas Escrituras, Hijo del Padre Dios y el Verbo encarnado en María Santísima, y por eso como nos enseña san Juan Pablo II, por la encarnación del Verbo, el tiempo ya es una dimensión de Dios ( cf Tertio Milenio Adveniente, 10).

Como afirma la carta a los Filipenses 2, 5-7, ‘…Cristo Jesús, siendo de naturaleza divina…se despojó a sí mismo, asumiendo la condición de esclavo y haciéndose semejante a nosotros’; o el testimonio de san Juan en su Evangelio, 1,14: ‘Y Aquél que es la Palabra-Verbo-Logos, se hizo carne y habitó entre nosotros’.

Nuestro criterio teológico de la Historia, es que la encarnación del Verbo le confiere a la misma historia su significado y valor salvífico. Es él quien introduce la gracia y la salvación para la humanidad y redención del cosmos.

En Cristo Jesús tenemos la misma Revelación de Dios y el mismo Acontecimiento de salvación.

La fe Apostólica, con Pedro a la Cabeza (cf Lc 9, 18-24), recibida por la Iglesia Apostólica, por sus sucesores agregados a la misión apostólica, poseedores de la potestad salvífica (exousía) por el Espíritu Santo, en el Símbolo de Nicea (325) habrán de proteger esta fe en adhesión plena a Cristo Jesús, en la unidad de esencia con el Padre Dios, habrán de utilizar una ‘terminología ontológica griega (que ) está al servicio de las expresiones escrituríscas tradicionales’ (Comisión Teológica Internacional, ‘Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador’, 16): ‘homousios’-consustancial).

Para ir conociendo más al Señor Jesucristo, es necesaria nuestra adhesión a la fe de la Iglesia bimilenaria; estar abiertos de corazón a la acción del Espíritu Santo que como don se nos ofreció inicialmente en el bautismo y nos ha fortalecido por la imposición de las manos y el santo crisma en el sacramento de la confirmación; es don y sello del Amor divino e infinito. Nos vincula como persona Amor, con el Padre que ama y el Hijo amado.

Solo los limpios de corazón abiertos al Espíritu Santo, podrán experimentar y conocer a Jesús tal y como es divino y humano, más allá de los planteamientos y discusiones teóricas.

Estamos en el tiempo post moderno que nos lleva a ser cada vez más prisioneros de la soledad. Necesitamos acercarnos a la Palabra santa de Dios en la Sagrada Escritura o Biblia, la cual nos abrirá al amor y conoceremos la Buena Nueva de la salvación.

Solo Dios por su Espíritu Santo, puede manifestarse en el silencio del corazón.

El Hijo de Dios, Jesucristo es la Palabra perfecta y definitiva del Padre.

Recordemos lo que dice Hugo de San Víctor, ‘Toda la Escritura es un solo libro y este libro es Cristo’.

Solo en la cercanía con la Sagrada Escritura se revela el rostro de Cristo, para este encuentro cara a cara con él.

Recordemos estas hermosas palabras de Bruno Forte: ‘La Iglesia es la casa de la Palabra, la comunidad de la interpretación, la garantía de la guía de los pastores a los cuales Dios les ha querido confiar su grey’( I sacramenti e la belleza di Dio).

El Papa Francisco, -de feliz memoria, nos dice que ‘Si el corazón está devaluado también se devalúa lo que significa hablar desde el corazón, actuar con el corazón, madurar y cuidar el corazón’ (Dilexit nos 11).

El gran lema del Beato Henry Newman, ‘El Corazón habla al corazón’- Cor ad cor loquitur, es una pista maravillosa para este encuentro con Jesús el Señor.

‘El Corazón de Cristo es éxtasis, es salida, es donación, es encuentro. En él nos volvemos capaces de relacionarnos de modo sano y feliz, de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social’ (Ibídem 28).

El Papa Francisco, ‘Pide al Señor Jesucristo, -ahora intercede, que de su Corazón santo broten para todos nosotros esos ríos de agua viva que sanen las heridas que nos causamos, que fortalezcan la capacidad de amar y de servir, que nos impulsen para que aprendamos a caminar juntos hacia un mundo justo, solidario y fraterno…’(Ibídem 220).

Más allá de las opiniones, conozcamos a Jesús por su Corazón, provoquemos ese encuentro desde nuestro corazón, bajo el impulso y el fuego de la gracia y el sello del Espíritu Santo.

 


 

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