El Observador/Redacción

El sábado 17 de mayo la Iglesia conmemoró el centenario de la canonización de la carmelita Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. Doctora de la Iglesia y santa patrona de las misiones, cuyo mensaje sigue vivo.

En la exhortación apostólica C’est la confiance, publicada el 15 de octubre de 2023, en la fiesta de Santa Teresa de Ávila, con motivo del 150 aniversario del nacimiento de Santa Teresita de Lisieux, el Papa Francisco resaltó que Teresita es una de las santas más conocidas y queridas en todo el mundo.

“Como sucede con san Francisco de Asís, es amada incluso por no cristianos y no creyentes. También ha sido reconocida por la UNESCO entre las figuras más significativas para la humanidad contemporánea. Nos hará bien profundizar su mensaje al conmemorar el 150º aniversario de su nacimiento, que tuvo lugar en Alençon el 2 de enero de 1873, y el centenario de su beatificación. Pero no he querido hacer pública esta Exhortación en alguna de esas fechas, o el día de su memoria, para que este mensaje vaya más allá de esa celebración y sea asumido como parte del tesoro espiritual de la Iglesia. La fecha de esta publicación, memoria de santa Teresa de Ávila, quiere presentar a santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz como fruto maduro de la reforma del Carmelo y de la espiritualidad de la gran santa española”, se lee en la exhortación.

La vida terrena de Santa Teresita fue breve, apenas veinticuatro años, y sencilla como una más, transcurrida primero en su familia y luego en el Carmelo de Lisieux. La extraordinaria carga de luz y de amor que irradiaba su persona se manifestó inmediatamente después de su muerte con la publicación de sus escritos y con las innumerables gracias obtenidas por los fieles que la invocaban.

Teresita y el Papa León XIII

La Iglesia reconoció rápidamente el valor extraordinario de su figura y la originalidad de su espiritualidad evangélica. Teresita conoció al Papa León XIII con motivo de la peregrinación a Roma en 1887 y le pidió permiso para entrar en el Carmelo a la edad de quince años. Poco después de su muerte, san Pío XI percibió su enorme estatura espiritual, tanto que afirmó que se convertiría en la santa más grande de los tiempos modernos.

El caminito de la confianza y del amor

Uno de los descubrimientos más importantes de Teresita, para el bien de todo el Pueblo de Dios, es su “caminito”, el camino de la confianza y del amor, también conocido como el camino de la infancia espiritual. Todos pueden seguirlo, en cualquier estado de vida, en cada momento de la existencia.

Teresita relató el descubrimiento del caminito en la Historia de un alma: “A pesar de mi pequeñez, puedo aspirar a la santidad. Agrandarme es imposible; tendré que soportarme tal cual soy, con todas mis imperfecciones. Pero quiero buscar la forma de ir al cielo por un caminito muy recto y muy corto, por un caminito totalmente nuevo”.

Para describirlo, usa la imagen del ascensor: “¡El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús! Y para eso, no necesito crecer; al contrario, tengo que seguir siendo pequeña, tengo que empequeñecerme más y más”.

Es el “dulce camino del amor”, abierto por Jesús a los pequeños y a los pobres, a todos. Es el camino de la verdadera alegría. Así llega a decir: “Sigo teniendo la misma confianza audaz de llegar a ser una gran santa, pues no me apoyo en mis méritos —que no tengo ninguno—, sino en Aquel que es la Virtud y la Santidad mismas. Sólo Él, conformándose con mis débiles esfuerzos, me elevará hasta Él y, cubriéndome con sus méritos infinitos, me hará santa”.

Su deseo de ir al cielo

Después de muchos siglos en que tantos santos expresaron con mucho fervor y belleza sus deseos de “ir al cielo”, santa Teresita reconoció, con gran sinceridad: “Yo sufría por aquel entonces grandes pruebas interiores de todo tipo (hasta llegar a preguntarme a veces si existía un cielo)”. En otro momento dijo: «Cuando canto la felicidad del cielo y la eterna posesión de Dios, no experimento la menor alegría, pues canto simplemente lo que quiero creer».

La transformación que se produjo en ella le permitió pasar de un fervoroso deseo del cielo a un constante y ardiente deseo del bien de todos, culminando en el sueño de continuar en el cielo su misión de amar a Jesús y hacerlo amar. En este sentido, en una de sus últimas cartas escribió: “Tengo la confianza de que no voy a estar inactiva en el cielo. Mi deseo es seguir trabajando por la Iglesia y por las almas”. Y en esos mismos días dijo, de modo más directo: “Pasaré mi cielo en la tierra hasta el fin del mundo. Sí, yo quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra”.

Hoy, a cien años de su canonización, Santa Teresita nos sigue enseñando el camino para llegar a Dios a través de la sencillez del alma al hacer por amor a Dios nuestras labores de todos los días. Nos enseña a servir a los demás con amor y perfección viendo a Jesús. Nos enseña a tener paciencia ante las dificultades de la vida, a tener sentido del humor ante lo inevitable. Nos enseña que podemos vivir nuestro cielo en la tierra haciendo el bien a los que nos rodean. Nos enseña a ser sencillos como niños para llegar a Dios.

El camino de Santa Teresita

1995 – Es canonizada por el Papa Pio XI.

1927 – Es declarada patrona de las misiones y de los misioneros.

1944 – Es declarada como co-patrona de Francia.

1997 – La Iglesia reconoce su autoridad en la doctrina, así como la importancia y la originalidad de su obra. El Papa Juan Pablo II le dio el título de Doctora de la Iglesia.

2015 – Luis y Celia Martin, esposos y padres ejemplares de Santa Teresa de Lisieux, son canonizados por el Papa Francisco.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 1 de junio de 2025 No. 1560

 


 

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