Por Jaime Septién

El próximo domingo con el ejemplar 1566 vamos a cumplir treinta años de circulación ininterrumpida de El Observador. Quien quiera que haya hecho una publicación periódica sabrá lo que esto significa. Nueve de cada diez publicaciones en provincia apenas tocan los cinco años de vida. Y el resto, como nosotros, sobrevive gracias a la Providencia y a usted.

No es necesario subrayarlo: vivimos tiempos complicados. El costo de la impresión absorbe buena parte de nuestro empeño cotidiano. El universo digital avanza hasta cubrir, prácticamente, las necesidades de información que tiene el ciudadano medio, el católico que quiere entender mejor el mundo en el que vive y vivir a profundidad la fe que le define.

Hemos sorteado varios escollos, entre ellos la maledicencia, ese cáncer que corroe por dentro a la Iglesia. Quizá sea el más grande de los obstáculos que enfrenta el cristianismo: hablar mal del otro, inventar complicadísimas tramas de enriquecimiento, de poderío, de uso simple o perverso de los lectores para conquistar intereses ocultos. ¡Qué pérdida de tiempo!

En el umbral de nuestro treinta aniversario, volvemos a pedirle, querido lector, querida lectora, un voto de confianza y un plus de apoyo. No queremos dejar a un lado el impreso. Es nuestra pasión. Pero los costos crecen, los usuarios del papel bajan cada día más.

Si cada uno se compromete a interesar a dos personas de su entorno a que nos lean, adquieran un ejemplar o una suscripción, nos darían nueva vida.

¿Es mucho pedir? Si echan un ojo a la extraordinaria plantilla de consejeros editoriales, de escritores, colaboradores y personal, se darán cuenta que hemos cumplido con creces la tarea que nos impusimos hace tres décadas: propiciar que la fe se haga cultura.

No nos dejen solos. No dejen que la saturación de las pantallas les arranque el maravilloso acto de leer. Así aprendimos a conversar. Así se forja una amistad, una sociedad decente y civilizada. La lectura es el principio de la paz, del perdón, de la comprensión y de la esperanza.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 6 de julio de 2025 No. 1565

 


 

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