Por Rebeca Reynaud
De las más de diez mil especies de aves casi la mitad son pájaros cantores. A veces cantan para conseguir pareja o para defender su territorio.
Antes del amanecer muchos pájaros unen sus voces en un espectáculo musical conocido como “el coro del alba”. Unos cantan con suaves tonos, otros tienen largas y variadas melodías como el ruiseñor. Cada canción está muy bien elaborada y pueden repetirla sin equivocarse.
Los científicos analizan sus cantos con espectogramas, que muestran como cambian las frecuencias de los sonidos. Las canciones de las aves pueden ser muy complejas.
Algunos pájaros tienen un órgano que no se puede encontrar en ningún otro animal: La siringe. La siringe es el órgano vocal de las aves, se ubica en la base de la traquea y produce sonidos complejos sin las cuerdas vocales que tienen los mamíferos. Los sonidos se producen por vibraciones en las paredes de la siringe, gracias a eso pueden algunos pájaros pueden cantar dos notas diferentes al mismo tiempo (como el zorzal dorado), como un dueto cantado por un pájaro. Tiene dos compartimentos que funcionan por separado, se forman con cartílago y músculo.
Los pájaros pueden silbar, trinar, gorjear o piar. El cuitlacoche rojizo se sabe alrededor de dos mil canciones. Otros pájaros pueden improvisar.
Pero para manejar este sistema hace falta un cerebro que los controle. El cerebro de estos pájaros está hecho para cantar, y tienen un circuito para controlar la siringe y el sistema respiratorio, y otro circuito para aprender canciones. Sobre todo, en las primeras semanas de vida se aprenden los cantos típicos de su especie y de su zona. Conforme crecen, practican sus canciones. La perfección de la naturaleza ¿lleva a Dios creador?
Imagen de Willfried Wende en Pixabay