El 8 de septiembre celebramos el Nacimiento de la Virgen María o Natividad de María. Se celebra nueve meses después de la dedicada a la Inmaculada Concepción de la Virgen, que tiene lugar el 8 de diciembre.
Cada 8 de septiembre, la Iglesia celebra la Natividad de la Virgen María, fiesta que recuerda el nacimiento de la Madre de Dios. La celebración está estrechamente unida a la solemnidad de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre), pues nueve meses después la Iglesia contempla el don de su nacimiento.
El nacimiento de María es visto como el inicio del cumplimiento de las promesas divinas: ella es la mujer elegida para ser la Madre del Salvador.
Muchos siglos habían pasado desde que Dios, en los umbrales del Paraíso, prometiera a nuestros primeros padres la llegada del Mesías. Cientos de años en los que la esperanza del pueblo de Israel, depositario de la promesa divina, se centraba en una doncella, del linaje de David, que concebirá y dará a luz un Hijo, a quien pondrá por nombre Enmanuel, que significa Dios con nosotros (Is 7, 14). Generación tras generación, los piadosos israelitas esperaban el nacimiento de la Madre del Mesías, aquella que ha de dar a luz, como explicaba Miqueas teniendo como fondo la profecía de Isaías (cfr. Mi 5, 2).
La Natividad de la Virgen es una de las fiestas marianas más antiguas. Se cree que su origen está ligado a la fiesta de la dedicación, en el siglo IV, de una antigua basílica mariana de Jerusalén, sobre cuyas ruinas fue construida en el s. XII la actual iglesia de Santa Ana. La tradición dice que en este lugar estuvo la casa de los padres de María, Joaquín y Ana, donde nació la Virgen.
La fiesta comenzó a celebrarse en Roma en el siglo VIII, con el Papa Sergio I. Es la tercera fiesta de la «natividad» en el calendario romano, que conmemora la Natividad de Jesús, el Hijo de Dios (25 de diciembre, Navidad); la de San Juan Bautista (24 de junio) y la de la Santísima Virgen María, el 8 de septiembre.
En los Evangelios no hay datos que confirmen esta fecha ni los nombres de los padres de María, que la tradición toma del Protoevangelio de Santiago, un escrito apócrifo del siglo II.
En Milán, esta fiesta se remonta al siglo X; la catedral, dedicada a «María naciente», fue consagrada en 1572 por San Carlos Borromeo. Y siempre en Milán, en la calle Santa Sofía, se encuentra el santuario donde se conserva una imagen de María recién nacida, custodiada por las Hermanas de la Caridad de las Santas Bartolomea y Vicenta. Esta imagen fue realizada en el s. XVIII por una monja franciscana de Todi para su devoción personal. En su historia encontramos un milagro sucedido el 9 de septiembre de 1884: la curación de la postulante Giulia Macario, que llevaba varios días muy enferma. La devoción popular a esta imagen se extendió como resultado de las numerosas gracias obtenidas.
Con información de Vatican News y Fundación CARF
Imagen: El nacimiento de la Virgen de Bartolomé Esteban Murillo