Por Martha Morales

Un joven se alejó de Dios en secundaria, fue rebelde, luego fue a una universidad estatal y tuvo una experiencia de muerte cercana. Sus padres lo cambiaron a la universidad franciscana de Ohio y siguió siendo fiestero. En el tercer año, en una oración junto al sagrario, tuvo una conversión; vio lo que es el pecado. Vio que debía mantener a los jóvenes por el camino estrecho. La gente no escucha lo suficiente sobre el pecado y lo está cometiendo, pensaba. El fruto fue que mucha gente se volvió temerosa del pecado, y se refugiaron en el grupo de jóvenes.

Jesús llamó al arrepentimiento, ministraba uno a uno, como fue el caso de la historia de Zaqueo, un recaudador de impuestos (Lucas 19). Jesús entró en Jericó y vio a Zaqueo subido a un árbol, Jesús no le dice que conocía sus pecados, sino que quiere ir a su casa y estar con él. ¿Qué convenció a Zaqueo? la bondad de Jesús. Jesús está actuando y nos da su Espíritu. Invitar a su casa es abrirle el corazón, Jesús quiere entrar en su vida y mostró una bondad natural hacia él. Lo que lleva al arrepentimiento es la bondad de Dios, no el miedo. Jesús logra que la gente se arrepienta porque se muestra bondadoso. Su trabajo es amar a la gente.

San Pablo habla y convence a los gentiles. La profecía es un arma de amor de alta calidad. Es el don del Espíritu Santo que tiene el poder de llevar a la gente al arrepentimiento.

Una muestra de que la Iglesia está renovada es que se parece a la Iglesia primitiva. Una persona que viene se va a dar cuenta que, los secretos del corazón serán revelados. ¿Cuál es el contexto en que lo dice? Hay una tipología de esta profecía en 1 Samuel (juez y profeta), Saúl trabaja para su padre y los burros desaparecen, va a buscarlos. Pregunta por el vidente, que es Samuel, y éste le dice que ya los encontraron. Samuel derramó una vasija de aceite en su cabeza y lo consagra como príncipe de su pueblo, pues Dios le había dicho que Saúl sería el rey. Saúl se siente un don nadie y de la tribu más pequeña, pero con esa profecía ya desea ser rey. Samuel le dice los secretos que hay en su corazón.

Saúl se une a un grupo de profetas, Saúl recibe una palabra profética, “vas a ser rey”, pero no basta. Dios le dio un nuevo corazón a Saúl (1 Samuel 10,8). La palabra que Samuel le da a Saúl cambia su corazón. ¿Cómo fue esta transformación? Samuel comprendió lo que Dios quería de Saúl. El propósito es centrarse en Dios y sus caminos. La gente sigue teniendo libre albedrío, por ello Saúl le falla a Dios posteriormente.

La analogía de la mina de oro

Ser profeta es semejante a ser un minero de oro que busca el metal precioso, pero no es fácil de encontrar. Hay muchas cosas sin valor en la mina. El oro es el propósito que Dios tiene sobre cada uno, pero alguien tiene que encontrarlo. Sabemos sobre San Pablo por lo bien que respondió al llamado.

Los planes de Dios para nosotros son un futuro lleno de esperanza. Si buscas a las personas, hay que atender antes a lo que el Corazón de Dios desea para ellas. La profecía está bajo la oración de intercesión: “Dios dame una palabra, una imagen, y dime: ¿cómo quieres que la comparta?”.

Teresa de Calcuta decía: “Si tienes tiempo para juzgar a la gente, no tienes tiempo para amarlos”. No puedo juzgar a la gente por su pasado, pues entonces cierro mi corazón para su futuro.

Con la visión humana vemos los defectos humanos. Con el enfoque sobrenatural vemos a la gente como podría ser en Cristo. Así que podemos ver a un pre cristiano. Con el enfoque natural identificamos problemas, con el sobrenatural percibes lo que Dios desea. Jesús nos dice: “Renueva tu mente de cómo ves a la gente a tu alrededor”.

Con la mirada sobrenatural puedo hablarles sobre la vida. Piensa en una persona a la que juzgas mal por su pasado, no la vemos como candidata a lo sobrenatural, entonces nos equivocamos. La profecía le habla a la gente, la anima, la conforta, la consuela. Debes ser una persona que consuela a la gente a su alrededor. Bernabé significa “hijo de consolación”. Vuélvanse un Bernabé. Hay que tratar de ayudar proclamando la verdad, la bondad. Pon primero a las personas, luego percibe algo bueno y luego ve el corazón. Podemos desear una unción profética mayor y podemos pedirla.

Hay que construir la Iglesia con el combustible del amor. La profecía elimina las divisiones. Si cualquier casa está dividida no puede ir adelante.

Reza: “Jesús: Quiero conocer el oro, los planes que Tú tienes para esta persona”. Bajas a la mina, encuentras piedras, carbón y oro, si no encuentras algo bueno, debes seguir buscando. “Espíritu Santo, ¿esto es oro?”.

Si Dios te muestra algo malo, pregúntale a Dios la solución, Él es quien la tiene. El flujo profético puede bloquearse por el juicio negativo que hacemos. Podemos pedir: “Jesús, quita los lentes humanos y danos los lentes sobrenaturales para ver desde la perspectiva del cielo”.

 
Imagen de Adriana gois en Pixabay


 

Por favor, síguenos y comparte: