Por Cecilia Galatolo

Adoptar a un niño es una decisión generosa y loable, pero no está exenta de riesgos. En la mayoría de los casos, los niños o jóvenes que han sido adoptados deberán, tarde o temprano, enfrentarse a una historia de rechazo, otros a un vacío de memoria sobre sus orígenes, y casi todos a la herida de la separación, que permanece bajo la piel y se hace sentir con el tiempo, a veces sin previo aviso.

Por qué contar historias de personas adoptadas

Una psicóloga italiana, Sara Petoletti, ha comprendido que el secreto para ayudar a quienes afrontan una situación delicada como la adopción es mostrar experiencias similares entre sí, resaltando puntos de contacto y estrategias. Para una persona adoptada puede ser útil ver cómo otros han superado el cansancio y la rabia de una condición no siempre aceptada serenamente.

Por ello, se comprometió —en colaboración con una madre adoptiva, Sonia Negri— a recopilar las historias de los personajes adoptados más famosos de todos los tiempos. Dos personas adoptadas muy famosas son, por citar algunos, Moisés y Steve Jobs. Esas historias aparecen, resumidas, en el libro Adottato anche tu? Allora siamo in due!… o forse di più! (¿Adoptado tú también? ¡Entonces somos dos!… o quizá más!) (Ancora Edizioni, 2016).

Favorecer una visión fisiológica de la adopción

La Dra. Petoletti explica que “si bien es cierto que en primera instancia es indispensable intervenir en los nudos críticos, en los ‘cortocircuitos’ de las relaciones, paralelamente es necesario trabajar para que los recursos, los puntos de fuerza —que a veces pueden ser difíciles de reconocer, ¡pero que siempre existen!— salgan a la luz y se consoliden”.

El libro, aunque publicado por ahora sólo en italiano, es una obra con potencial alcance internacional, ya que presenta las historias de personajes famosos de toda época y cultura, desde Marilyn Monroe hasta Nelson Mandela.

Además, la investigación de Petoletti trasciende el propio libro: su método puede ser una fuente de inspiración para otros terapeutas, así como un punto de partida para quienes desean emprender un viaje interior, para quienes buscan la pacificación con su propia historia. Descubrir historias distintas, y sin embargo semejantes, puede ayudar a normalizar vínculos familiares fuertes y sólidos, aunque no sean de sangre.

Explica Petoletti: “En mi experiencia clínica suelo encontrar y conocer familias adoptivas que atraviesan situaciones de gran dificultad, a veces de grave crisis”, y sin embargo, en su opinión, es importante ayudar a estas familias proponiendo una “visión de la adopción más fisiológica, lo cual no significa sin momentos de impasse o dificultad —como de hecho ocurre en todas las familias— sino con el foco puesto en la posibilidad de pensar en una visión en perspectiva, de amplio respiro”.

Afrontar la adopción desatando la fantasía

Si para un adolescente o un adulto que ha vivido la adopción puede resultar muy útil saber que muchas personas reales —entre ellas figuras que han marcado la historia, sobre todo la reciente, como Steve Jobs— han recorrido un camino similar al suyo, para los más pequeños es mucho más sencillo elaborar su experiencia a través de historias fantásticas. Los niños, en efecto, elaboran la realidad precisamente mediante la ficción, la narración fantástica.

Propongamos, pues, una película de animación que tienen como trasfondo o como tema central la adopción. Estas historias pueden utilizarse para ayudar a los más pequeños a expresar emociones, percepciones y pensamientos ocultos, y así acompañarlos a formular una reflexión también sobre su propia historia personal.

Películas de animación

Kung Fu Panda. Película de animación de 2008 (dirigida por Mark Osborne y John Stevenson) que tuvo continuidad con Kung Fu Panda 2 (2011, dirigida por Jennifer Yuh), Kung Fu Panda 3 (2016, dirigida por Jennifer Yuh y Alessandro Carloni) y Kung Fu Panda 4 (2024, dirigida por Mike Mitchell y Stephanie Ma Stine).

Po es el panda elegido para una importante misión de Kung fu. Lo lleva en la sangre, pero él no lo sabe. Trabaja con su padre adoptivo, el Sr. Ping —un ganso chino— en el restaurante más apreciado del Valle de la Paz. El ganso que adoptó a Po lo hizo cuando era solo un cachorro, después de encontrarlo en una caja de rábanos entregada en la parte trasera del restaurante.

Po no se pregunta demasiado por sus orígenes, hasta que algo lo lleva inevitablemente a confrontarse con un pasado enterrado.

Así sucede, a menudo, en la vida de niños o jóvenes adoptados en la realidad. Su vida puede transcurrir tranquila hasta que llega la conciencia, hasta que se enfrentan a la constatación de no parecerse físicamente a sus padres o de poseer una característica heredada de un progenitor biológico al que no conocen. Tal vez las preguntas surgen de repente, con visitas médicas que remiten a la genética, tal vez de una melancolía inexplicable.

La película no oculta tampoco esas partes dolorosas del camino que muchas veces emprenden las personas adoptadas, cuando se lanzan a la búsqueda de sus orígenes, impulsados por la necesidad de saber.

Finalmente, Po descubre que su padre biológico está vivo y, aunque de inicio el ganso no lo acepta, acaba por aceptarlo y refuerzan el vínculo.

No todas las historias de adopción tienen un final tan poético, pero no deben subestimarse los beneficios de la fantasía en la vida de los niños.

Artículo publicado originalmente en www.familyandmedia.eu

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 26 de octubre de 2025 No. 1581

 


 

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