Por P. Fernando Pascual
Si inicia un incendio en unas oficinas, y si aparecen restos de un cigarrillo fuera de lugar, surge el deseo de saber si ese cigarrillo (y quien lo tiró) sería la causa del incendio.
Cuando empezamos a buscar la causa y las responsabilidades de cualquier hecho, deseamos encontrar al culpable, a aquella persona, o personas, que han provocado incendios, o cortocircuitos, o accidentes en la calle, o pérdidas de dinero en una compra imprudente.
En ocasiones, el culpable aparece pronto: una cámara de seguridad muestra cómo aquel empleado tira la colilla encendida y empieza el humo.
Otras veces el culpable no aparece con claridad, pero algunos acusan a este o a aquel, sin que existan pruebas claras para cerrar el caso, y con grave riesgo de señalar a inocentes.
Se da el caso de que el culpable nunca aparezca, y el misterio dura semanas, meses, o incluso años. Ese misterio duele, sobre todo porque quisiéramos identificar a una persona concreta para no dejar el asunto en una niebla de misterio y sospechas.
El deseo de encontrar un culpable se construye sobre un presupuesto muy sencillo: las cosas no ocurren porque sí.
Es cierto que hay casualidades, o accidentes que van más allá de las previsiones y de las “culpas”. Pero también es cierto que lo que ocurre suele ser consecuencia de decisiones, u omisiones, de personas concretas que podrían haber cambiado todo con un poco más de atención o con un mucho de honestidad.
Cuando hay daños graves, incluso víctimas, la búsqueda de culpables es parte del camino que desea exigir reparaciones, al mismo tiempo que se trabaja para evitar que algunos culpables puedan volver a causar daño.
Ha habido un nuevo accidente de tráfico. Llega el momento de ponerse de acuerdo para los seguros. Un conductor (o los dos…) puede ser el culpable. Si lo acepta, y pide perdón, ayudará a que esa situación dañina pueda encauzarse y encontrar pronto reparaciones que sirvan para restablecer la justicia y para serenar los corazones, especialmente de quienes han sufrido algún daño como víctimas.




