Por Miriam Apolinar

En México, la desaparición de personas ha dejado de ser una tragedia aislada para convertirse en una herida que crece día con día. Más de 130 mil personas desaparecidas y no localizadas forman parte de una estadística que ya no se puede ignorar. En medio de esta emergencia humanitaria, se ha encendido una nueva alerta: durante los primeros 13 meses del gobierno de Claudia Sheinbaum, las desapariciones aumentaron 74% respecto del mismo periodo del sexenio anterior.

Las cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) muestran que el país transita una fase de agravamiento. Entre diciembre de 2018 y diciembre de 2019, el primer año de Andrés Manuel López Obrador, se registraron 9 mil 114 desapariciones. En contraste, entre el 1 de octubre de 2024 y el 31 de octubre de 2025, ya con Sheinbaum en el poder, la cifra ascendió a 15 mil 855 casos, un aumento de 73.9%.

La tragedia no se reparte de manera uniforme. La Ciudad de México, que durante años ocupó un lugar intermedio en las cifras nacionales, ha superado ya al Estado de México como la entidad con mayor número de personas desaparecidas. Además, la proporción de mujeres desaparecidas se incrementó notablemente: del 37% en 2024 al 43% en 2025.

Otros estados presentan incrementos preocupantes entre 2024 y 2025:

Guanajuato: de 662 a 974 casos.

Sinaloa: de 751 a 845.

Quintana Roo: de 339 a 369.

Morelos: de 192 a 252.

Baja California Sur: de 82 a 159.

Son cifras que no solo expresan una realidad: la gritan.

Y detrás de esos números hay familias devastadas, cargando —como dijo Carolina, familiar buscadora de CDMX— “la cruz del dolor, del cansancio, de la desesperanza y de las fuerzas debilitadas”.

En medio de ese panorama, la Arquidiócesis Primada de México abrió un espacio de escucha y consuelo. El 20 de noviembre, en el auditorio de la Curia, decenas de madres y padres buscadores se encontraron con Mons. Francisco Javier Acero, obispo auxiliar, con el P. Jorge Atilano González, director ejecutivo del Diálogo Nacional por la Paz, y con la abogada Martha Lidia Pérez Gumercindo, titular de la Comisión Nacional de Búsqueda. Fue un encuentro cargado de dolor, pero también de verdad.

Una apertura con perdón, autocrítica y cercanía

La sesión inició con un minuto de silencio por las más de 130 mil personas desaparecidas en México. Después, entre el peso del silencio y la esperanza de ser escuchados, se escuchó la voz de Mons. Acero, clara y contundente:

“Quisiera iniciar este encuentro pidiéndoles perdón. Hubo un tiempo en que, como Iglesia, mirábamos hacia otro lado, más preocupados por nosotros mismos, por nuestra imagen… Quiero reconocer que, como obispos, en ocasiones no hemos actuado adecuadamente por miedo o por desconocimiento. Si en alguna comunidad católica no se han sentido acogidos en medio de esta realidad dolorosa que atraviesan, perdónennos”.

Las palabras del obispo marcaron una diferencia. No eran un discurso institucional, sino un acto público de reconocimiento —largo tiempo esperado— hacia familias que han tocado puertas cerradas, incluso en templos.

El prelado explicó que no basta con escuchar superficialmente: “No se trata simplemente de oír, sino de escuchar. No basta con encontrarse o pasar al lado de las personas, sino de tenerse y comprometerse con cada uno de ustedes… por eso venimos aquí, para apoyarnos mutuamente en la búsqueda de la verdad”.

Y añadió un mensaje espiritual cargado de consuelo: “Queridas familias: Que en este encuentro sientan el regazo y la caricia de Dios… En cada estado, en cada municipio, en cada diócesis sientan hospitalidad y reconciliación, perseverando en la búsqueda de la Verdad”.

Tres crisis que explican la tragedia: de las fiscalías, de seguridad y forense

El P. Jorge Atilano, quien desde hace años acompaña a colectivos de búsqueda, ofreció un diagnóstico duro y directo.

Explicó que la desaparición de personas en México se sostiene en tres crisis estructurales:

  1. Crisis de las fiscalías: No hay quien sancione la mala actuación, ni quién sancione la omisión… Con el discurso de la autonomía, se han convertido en instancias intocables.
  2. Crisis de seguridad: En los territorios, muchos han encontrado en las alcaldías un modo de hacerse de recursos públicos para financiar sus negocios y grupos delictivos. Por eso hay más extorsión en el país.
  3. Crisis forense: Las autoridades no cuentan con herramientas para identificar los restos encontrados. Hay familiares en fosas comunes que no han sido identificados por falta de tecnología y recursos. Es una gran omisión del Estado.

El señalamiento refleja una verdad que los colectivos conocen desde hace años: la búsqueda no se detiene porque el Estado no llega.

“Traemos un costal de piedras”: el dolor de las familias

El encuentro no solo fue para escuchar autoridades, sino para escuchar el llanto convertido en palabra.

Entre los testimonios:

Gustavo, buscador: “Yo siempre pido por mis hermanas y hermanos buscadores… Me di cuenta de la injusticia de este país, de por qué no nos ayudan a encontrar nuestros tesoros”.

Julieta, madre de Sergio Gerardo Jiménez: Reclamó que en muchas misas se omite la palabra “desaparecido”, y sus intenciones se mencionan con eufemismos: “La Iglesia también tiene que nombrar la realidad. La palabra desaparecido duele, pero es la verdad”.

Integrantes de colectivos CDMX

Recordaron que muchas madres no pudieron asistir al encuentro porque ese mismo día estaban participando en búsquedas institucionales y exhumaciones en el Panteón de Dolores.

Ceci Flores, madre buscadora de Sonora, advirtió que las autoridades dan soluciones superficiales:

“Nos dan ‘mejoralitos’ para no resolver el problema de fondo”. Son voces que, en conjunto, muestran un mapa emocional que abarca duelo, resistencia y un amor radical por quienes ya no están.

Un llamado a la paz: una tregua nacional para el 12 de diciembre

Uno de los momentos más simbólicos del encuentro fue la reiteración de la propuesta de decretar una tregua nacional el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe. El objetivo: que no haya asesinatos ese día. Un gesto con profundo significado espiritual y social, que busca unir al país en un acto de respeto a la vida.

“Hagamos una Revolución para la Paz”

Dado que el encuentro se realizó el Día de la Revolución Mexicana, Mons. Acero retomó la fecha para lanzar un llamado: “Hagamos de este encuentro una Revolución para la Paz”.

La propuesta se centra en la dignidad humana, la solidaridad y el encuentro. Porque —como dijo el obispo— las familias buscadoras son “una de las reservas morales del país”. Ellas, que se internan en cerros, baldíos y fosas clandestinas con palas y picos, representan un acto de amor que el país entero debería reconocer.

Datos que confirman la emergencia humanitaria

El Índice de Paz México 2025 refuerza la gravedad del panorama:

Más de 292 mil personas han sido reportadas como desaparecidas desde 2010.

Más de la mitad de esos casos ocurrieron en los últimos seis años.

El aumento de fosas comunes y entierros clandestinos sugiere que muchas personas desaparecidas pudieron ser víctimas de homicidio.

La crisis no se detiene. Se profundiza.

Una carta dirigida al Papa León XIV

En un gesto de fe y desesperación, un grupo de madres buscadoras del Estado de México envió una carta al Papa León XIV.

Le describieron la dimensión del drama: 133 mil 653 personas desaparecidas y 72 mil cuerpos sin identificar en México.

Le pidieron oración, respaldo moral y visibilidad internacional.

Conclusión: escuchar, nombrar y acompañar

El encuentro en la Arquidiócesis de México fue, para muchos, un bálsamo. Para otros, una oportunidad de diálogo.Pero para todos, una urgencia.Pedir perdón, nombrar la realidad y comprometerse a acompañar no resuelve el problema, pero sí coloca a la Iglesia en un lugar crucial: junto a quienes más sufren. Y mientras el país enfrenta una de las mayores crisis de derechos humanos de su historia, las palabras de las familias resuenan como una brújula moral:

“Porque los buscamos, porque los amamos. Hasta encontrarlos”.

 

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 30 de noviembre de 2025 No. 1586

 


 

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