Además de estar muy pendiente de la situación de emergencia que pasa México, luego de las tormentas «Manuel» e «Ingrid», el Papa Francisco ha dispuesto un donativo de 100 mil dólares, a través del Pontificio Consejo «Cor Unum» para ayudar a los damnificados. El donativo será distribuido por medio de las diócesis de las zonas afectadas.

El Papa, había mandado ya un mensaje de consuelo, solidaridad y cercanía el pasado 18 de septiembre, en el que hacía saber que «pide a Dios su consuelo a quienes sufren estas graves desgracias e incremente en todas las personas de buena voluntad sentimientos de fraterna solidaridad para colaborar decididamente en la reconstrucción de las zonas afectadas y ayudar de modo efectivo a cuantos están sumidos en el dolor y la desesperación».

De esta manera, el Obispo de Roma se suma a los esfuerzos de la Iglesia Católica en México, que, como lo ha hecho siempre en situaciones semejantes, desde el comienzo de la desgracia ha estado cerca de quienes han perdido a sus seres queridos y se han quedado sin hogar y sin patrimonio.

Los obispos de la República Mexicana, sacerdotes, diáconos, personas consagradas, seminaristas, fieles laicos y hombres y mujeres de buena voluntad, han respondido pronta, generosa y organizadamente ante la emergencia. Además de unirse en oración para implorar la misericordia divina, han ayudado a desalojar a personas y comunidades en peligro. Se han sumado a las tareas de rescate y limpieza. Han instalado albergues y centros de acopio. Han convocado a la solidaridad con los damnificados. Sorteando dificultades y limitaciones de recursos y de medios de transporte, han colectado y distribuido sin descanso y de forma permanente varias toneladas de alimentos, agua, medicinas, ropa y artículos de primera necesidad, a través de catedrales, parroquias y seminarios.

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